Quantcast
Channel: la aventura de mi embarazo
Viewing all 428 articles
Browse latest View live

Recetas para niños: Macarrones gigantes rellenos de boloñesa

$
0
0
Tener hijos cambia las rutinas y costumbres en muchos aspectos, y uno de ellos es la alimentación y la elaboración de los menús familiares. Cuánto nos devanamos los sesos las madres -o padres que cocinen- por preparar platos sanos, equilibrados y que además gusten a nuestros hijos.

Hace unos días publiqué una foto en Instagram que automáticamente se publicó también en Facebook y Twitter de un plato la mar de rico que preparé con Iván, y enseguida me llovieron comentarios pidiéndome la receta dada la maravillosa pinta que tenía. Y no es que yo sea una gran cocinera, digamos que soy apañada, me gusta improvisar y ser original pero es que hay platos que hablan por si solos, y muchas veces lo más rico es también lo más sencillo. Si a eso le sumamos que los peques puedan colaborar en su elaboración, ¡genial!.

 photo DSCF0545_zps77a5a493.jpg
Pero ¿Habéis visto qué cocinero más reguapo? Que tiemble Jordi Cruz, ¡Sí Chef!

A mis niños, como a la gran mayoría, supongo, les pirra la pasta. Da igual cuál sea o cómo esté preparada, les gusta en toda sus variantes. Pero Iván tiene locura con los macarrones, siempre quiere comer macarrones, si le digo que he preparado algu muy rico me dice"¿son macarrones?"¡hasta sueña con ellos!. Digamos que en su ranking de preferencias, están en segundo lugar detrás de, como no, el ¡¡¡CHOCOLATE!!!. Así que una se busca la manera de variar recetas de pasta y hacer platos diferentes y originales.

Hacía tiempo que les tenía ganas a los macarrones gigantes, y un sábado haciendo la compra para la cena de nochevieja los vi en el super y ¡¡¡para mi!!!. Y el domingo 5 de enero los preparamos para comer antes de ir a ver la cabalgata, como os contaba en esta entrada.

Lo siento pero no hay fotos del paso a paso porque con mi super ayudante las manos no me daban para la cámara, pero hay foto del resultado final, que es lo importante. Pero vamos a lo que vamos, a la receta:

INGREDIENTES

- 24 macarrones gigantes
- 1/2 kg de carne de tenera (picada)
- 1 chorizo pequeño (mejor picado con la carne)
- 150 gr de bacon cortado en daditos o tiras pequeñas
- Sofrito o fritada
- 1 bote de Tomate frito
- 200 ml de Nata líquida
- Queso rallado
- Aceite de oliva
- Ajo
- Perejil
- Orégano
- Sal

Lo primero que haremos será preparar la boloñesa.

Para la salsa podéis elaborar un sofrito casero con cebolla, pimiento rojo y verde, tomate, calabacín y berenjena (al gusto, no son necesarios todos los ingredientes) o bien optar por los sofritos envasados que para estos platos resultan muy bien y ahorran tiempo. Yo soy muy práctica y siempre tengo sofrito envasado a mano, para no liarme mucho con cacharros e ingredientes, y más si cocino con mi minichef.

La carne también tiene su truco, sencillo pero efectivo. Yo la compro directamente en carnicería y pido que me la piquen con el chorizo, en supermercados también hay bandejas con este preparado y si no siempre podremos picar el chorizo en casa con la picadora o a mano con un cuchillo. La única diferencia es que picada la carne y el chorizo juntos quedan unificados textura y sabores.

Para cocinar la carne ponemos la cacerola a calentar con un chorrito de aceite de oliva mientras picamos un diente de ajo que rehogamos en el aceite. Cuando empiece a coger temperatura añadimos la carne picada con el chorizo, vamos moviendo la carne para que se cocine bien y para que no se quede apegotonada sino separadita y bien picada. A medida que va cocinado agregamos el bacon, y aderezamos con sal, perejil y orégano, la grasa del chorizo y del bacon nos dará jugo y dejamos que se cocine a fuego medio.

Cuando la carne pierda el aspecto de crudeza agregamos el sofrito casero o envasado y un poco de tomate frito, vamos calculando según queramos una salsa más abundante o más ligera. Dejamos cocinar unos 10 minutos más y reservamos.

Para cocer los macarrones disponemos una cazuela con 1l de agua, sal y un chorrito de aceite de oliva, llevamos a ebullición y una vez hierva echamos los macarrones y los dejamos cocer según indique el envase, una media de 15 minutos. Debemos vigilar que no se pasen ya que se rompen y entonces no podríamos rellenarlos.

Una vez cocidos los volcamos al escurridor y les damos un chorro de agua fría para cortar la cocción.

Mientras escurren ponemos en un cazo a calentar la nata líquida con el resto del tomate frito, a lo que añadiremos un poco de queso rallado para espesar la salsa y aderezaremos con un poco de sal, pimienta negra y nuez moscada.

El siguiente paso es el rellenado, momento en el que los niños pueden meter las manos en la masa y pasárselo pipa. Mientras, ponemos el horno a calentar a máxima temperatura para un gratinado rápido.

El rellenado es muy sencillo. Sobre la misma bandeja donde los vayamos a gratinar colocamos un macarrón de pie, y con ayuda de una cuchara pequeña los rellenamos con la boloñesa de tal manera que queden bien llenos y al ras, sin salirse, y así sucesivamente con todos los macarrones. Si hay alguno que se nos haya roto un poquito no pasa nada, se puede usar igualmente con cuidado de que no rompa más. Y si alguno se ha abierto entero, podemos extenderlo y rellenarlo como si fuera un canelón, no es necesario desecharlo.

Una vez rellenos todos podemos dejarlos de pie o acostarlos, a mi me gusta más acostarlos para el gratinado, los bañamos con la salsa que hemos preparado, cubrimos conqueso rallado y ¡A gratinar!


 photo macarrones-rellenos_zpsec70d132.jpg
Hummm, ¡Para chuparse los dedos!

Cuando lo saquéis del horno basta con servirlo, dejar enfriar un poco en el mismo plato y ¡A comer!

Esta receta se ha convertido en la favorita de mis niños, por rica y por divertida, y es que es una auténtica delicia de la que no dejarán ni una gota de salsa. Espero que a vosotros y sobre todo a vuestros peques os guste igualmente.

Y aquí los Masterchef Junior de la casa, posando delante de la cocina en la que comparten interminables horas de juego.


 photo antiaeivanenlacocina-copia_zps07afa4e9.jpg
Entre fogones desde bien pequeños

¿Sabéis por qué posan? Porque resulta que como a Papá con esto de estar desempleado le ha dado por la cocina - siempre le ha gustado, pero ahora que tiene tiempo disfruta más de ella y nosotros servimos de conejillos de indias - los Reyes Magos decidieron hacerle un regalo de lo más especial para el que tuvimos que colaborar un poco.

Y éste fue el resultado...

 photo papi-delantal-copia_zpsf3e9d8b6.jpg
Papá, el Masterchef de la familia
Un regalo muy especial que a Papá le gustó tanto que casi casi se le escapa una lagrimita de emoción. Y es que muchas veces, para que un regalo sea especial, no tiene que ser un gran regalo... Basta con que esté preparado, como cualquier receta, con mucho cariño.

Si algo podemos decir, es que la cocina ha unido aún más a esta familia. Nos hemos vueltos super fans de Masterchef, ese programa que ha conseguido unirnos a mi marido y a mi frente a la tele - porque tenemos gustos televisivos totalmente diferentes -. Hemos disfrutado estas navidades como niños, con nuestros niños, especialmente con Iván, viendo Masterchef Junior y alucinando con los pequeños grandes cocineros que son esos niños. Y disfrutamos metiendo las manos en la masa con nuestros peques, experimentando, haciendo galletas, bizcochos o unos simples macarrones.


Así que con esta receta realizada en familia y esta entrada, participamos en una promoción Madresférica de El Corteo Inglés, prometiendo dar buen uso de la cesta de productos que estamos deseando que nos toque.

Las normas del buen bloguero: no te aproveches del trabajo de otros

$
0
0

Reconozco que me da mucha pereza volver a estos temas. Pero parece que de vez en cuando hay que dar un puñetazo encima de la mesa para demostrar que hay determinadas cosas que no vamos a permitir.

Ser bloguera es una experiencia muy gratificante. Dispones de un rinconcito donde hablas con plena libertad de aquello que te preocupa, te gusta, te conmueve, te cabrea, te desahogas a gusto como no puedes hacerlo en la vida "real". 

Para muchas un blog es eso, un desahogo, una vía de escape, una terapia muy saludable. Para otras es una manera de compartir experiencias, vivencias, hablar de lo tuyo con libertad y sin censuras.

Para todas es nuestra casa virtual, aquella donde todo el mundo a priori es bienvenido aunque, como en toda casa, hay unas normas: cada una puede poner las suyas, que para eso es su casa.

Pero también están las normas de respeto y convivencia entre blogueros que, si bien no se tratan de un código legal, normado y escrito, todos sabemos que están ahí y que si las cumplimos, mejor.

Vale, venga, confesémoslo. Todos tenemos épocas de sequía creativa. La cabeza no siempre está bullente de ideas y hay días que, simplemente, no te inspiras, no encuentras motivación ni tema sobre el que escribir. 

Ante eso puedes hacer varias cosas:

  • Mira a tu alrededor: observa, capta, piensa en qué hiciste ayer, seguro que hay algo que te puede inspirar aunque sea la mayor chorrada del mundo.
  • - Date un paseo por las redes sociales: sigue una conversación, lee noticias, verás cómo se te enciende el interruptor con un tema que te suscita tu propia opinión.
  • - Apúntate a un carnaval: confieso que a mi no me gustan, al menos no generalmente, pero reconozco que es una manera de generar contenido en el blog, perfecto para esos días de escasez creativa.
  • - No publiques: porque ya lo dijo ese gran sabio que es José Mota, si hay que escribir se escribe, pero escribir pa ná es tontería.

¿Qué no debes hacer?

- Copiar: eso está muy feo. Es de las cosas que te marcan a hierro en el colegio y el principal motivo de un buen suspenso por detrás de no haber dado ni chapa. Copiar es feo, porque lo que tú copias antes lo ha sudado otra persona. Sí, copiando te estás aprovechando vilmente y por toda la cara de la creatividad, trabajo e imaginación de otra persona.
Vale, aceptamos pulpo, nadie tiene la patente de ideas y hay muchos temas comunes, parecidos. Puedes hablar de lo mismo, pero habla desde tu punto de vista, tu opinión, tu experiencia, no te dediques a hacer un copia-pega de los demás.

- Plagiar: esto es más feo que copiar, y además es delito. ¿Diferencias con copiar? Pues que en un plagio, además de copiar, te adjudicas la autoría, ahí, con dos huevos. Si además de copiar contenido dices que se te ha ocurrido a ti solito, te estás metiendo en un buen berenjenal.

- Robar: malo, malo, malo. Delito y pecado, con castigo legal y divino. ¿Y a qué llamamos robar en estos lares?, pues a cosas como "voy a usar coger esta foto de este gatito tan lindo que he visto en Google y voy a decir que es mi gato Bernardo tomando el sol en mi azotea". Si hablamos de gatitos no parece tan grave, pero si hablamos de bebés, niños, fotos personales, ahí amiga es otro tema. 
Si te encanta una foto que acabas de encontrar porque sale una tía monísima tomando el sol con un cuerpo de infarto, te la descargas, la cortas de tal manera que no se le vea la cabeza, la subes a tu blog diciendo que eres tú, aseveras que eres tú y te montas una historia personal en base a esa fotografía, a eso se le llama suplantación de personalidad. Que suena tan malo como es.

¿Qué pasa si haces alguna de estas tres acciones?

- Vas a quedar mal. Sí, te vas a forjar una fama cojonuda, tanto que además de perder seguidores te podrán poner en evidencia con una facilidad pasmosa.

- No te va a creer ni el tato. ¿Conoces el cuento de Pedro y el lobo? Pues talmente, el día que cuentes una verdad nadie lo va a creer. No tendrás ni más ni menos que lo que te mereces.

- Google castiga: los contenidos duplicados no están permitidos, por lo que Google castiga al que se ha portado mal a ser el último de la fila. Y la fila de Google es larga, larga, tan larga que es cuasi infinita. Si todos los parados de España hicieran cola de uno en uno, ésta no sería ni la milésima parte de la cola de Google. Y no exagero.

- Problemas legales: si se te ocurre copiar a alguien a quien además de tocarle mucho las narices es de los que no se quedan quietos, te puedes comer un marrón muy pero que muy gordo, de los de acabar en los tribunales.

¿Qué hacer si te pillan?

Apúntate esta máxima: IGNORANTIA IURIS NON EXCUSAT. En el lenguaje jurídico significa "el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento". Coloquialmente, da igual que no lo sepas, si incumples la ley, te jorobas. Se aprende en 1º de Derecho.

No te hagas el tonto fingiendo que "tú no lo sabías, "ha sido sin querer", "me he equivocado", puede resultarte con algún incauto pero quien sea un poco perspicaz te calará al instante.

No te hagas la víctima ni lloriquees culpando a otros o diciendo que son malos malotes por señalarte; la víctima es aquella de quien te has aprovechado, de su persona y de su trabajo.

Se valiente, confiesa, pide disculpas y rectifica. Todos nos equivocamos, de los errores se aprende y quedarás estupendamente.

Y por favor, no reincidas. Además de perder el poco prestigio que te quede, demostrarás que eres tonto de verdad.

¿Cómo hacerlo bien?

Si te gusta un texto, un artículo, una imagen, un video que circula por la red, puedes llevártelo a tu blog si lo haces bien. ¿Cómo? Sencillo.


PIDE PERMISO

¿Ves qué fácil? Pides permiso y así, aunque tu contenido no sea de tu creación, su utilización por tu parte estará permitida por el autor original.

Pero no basta con pedir permiso. Eso es algo que sabréis el autor original y tú pero de puertas para afuera, o sea, en el escaparate de tu blog, puede parecer tuyo. Para dejar las cosas claras lo mejor que puedes hacer es:

- Citar la fuente original: decir quién es el autor original y citar la fuente de donde has extraído lo que sea, incluyendo además un enlace a dicha fuente. 

Puede que el contenido no sea tuyo, pero al menos serás legal no solo de cara a la ley, sino de cara a tu público, que es al que debes todo tu respeto en este mundo bloguero.

Y no olvides, nunca, que aunque no lo parezca, todo lo que haces deja rastro, o sea, que quien quiera podrá pillarte. No te confíes ni te creas más listo que nadie.

Un ejemplo de lo que estoy exponiendo

Buscando una fuente para enlazar y ampliar la información que con tanta gracia os estoy transmitiendo, he dado con un post genial de Carlos Bravo, un gurú de esto del blogging. 

Al leerlo me he dado cuenta de que mi texto coincide en algunos puntos con el suyo, exactamente en la descripción de las consecuencias en caso de robar contenido a otra web o blog. 
Esto no quiere decir que lo haya leído y luego trasladado a mis propias palabras aunque pueda parecerlo.
Hay unas reglas básicas que todo blogger que se precie debe saber, y si te las sabes y las expones en un blog, es fácil que el texto sea similar a otro que exponga las mismas reglas. 
En este caso yo me se al dedillo lo que te pasa si copias contenido de otra web o blog en el tuyo sin citar su autoría original. Básicamente porque me han  robado contenido en más de una ocasión y una aprende a base de palos.

Por eso, para que veáis que lo que os cuento aquí no me lo estoy inventado, os enlazo este genial post que aclarará aún más estas cuestiones, y que tiene un título de lo más apropiado. Porque sí, robar contenido de otro blog o web para usarlo en el tuyo es un suidicio blogueril.



Y todo esto que os cuento lo hago en clave de humor porque si lo hago en serio me voy a coger un cabreo de mil pares de narices, y como que no me apetece. Pero ahora sí me voy a poner seria y hablar en primera persona, como víctima de estas acciones.

Seis años de blog han dado para mucho, tanto como para que también se hayan aprovechado de mi trabajo. Es algo que jode, y mucho. No por el trabajo, porque lo que tiene valor para mi no es lo que me cuesta escribir una entrada, sino por lo que es el blog en sí, una parcela más de mi vida.

Quiero que os pongáis en mi pellejo y os imaginéis lo que se siente cuando otra persona dice que está embarazada y presume de evolución de embarazo y de barriga con una foto vuestra. Duele mucho. 

Así me vi yo, con otra persona que hizo suyo mi cuerpo, mi embarazo, robando una fotografía personal de este blog. Era yo con mi barriga, mi pijama hortera, los churretones del espejo de mi dormitorio, pero era otra persona la que presumía de mi barriga, mi pijama hortera y los churretones del espejo de mi dormitorio, haciéndolos suyos. Fingiendo un embarazo que no era tal.

Y lo peor no fue ver cómo se apropiaba de mi estado y mi imagen, sino tener que defenderme y demostrar que aquella era yo. Evidentemente no me costó trabajo, yo tenía toda la secuencia de fotos con su fecha original, y además lo tenía tan fácil como ponerme de nuevo ese pijama hortera y hacerme una foto actual frente al espejo de mi dormitorio, eso sí, sin prometer los mismos churretones.

Fue un palo bien dado que me hizo espabilar. Recabé las pruebas pertinentes, denuncié el perfil de esa persona en Tuenti, que fue donde se cometió la acción, y guardé todos los datos y documentación necesarios por si en un futuro se volvía a producir un hecho similar, poder tomar las medidas legales pertinentes.

No me olvido tampoco de toda la gente a quien engañó, que se creían amigas suyas y que casi puedo decir que se llevaron un palo más grande que yo.

Una piensa que esto pasa una pero no dos veces, y de repente un día me entero de que me han plagiado medio blog, tal cual. Se realizó un contenido duplicado de mi blog en otra web para generar ingresos con la publicidad de Adsense y el plagio fue total: textos, formato, fotos y videos con marcas. 

¿Sabéis el quebradero de cabeza que me dio eso? Porque ante una situación así Google te obliga a denunciar las entradas una por una, concretando puntualmente el contenido plagiado y enlazando entradas originales y entradas plagiadas. Multiplicad eso por casi 150 entradas.

A día de hoy desconozco si me han vuelto a copiar-robar-plagiar, quiero pensar que no. Pero no dejo de estar atenta a todo aquello que me pueda alertar. Y no dejo de indignarme cuando me entero que a otra bloguera le han copiado contenido, o descubrimos un perfil falso que no es quien dice ser, que nos cuenta una vida que no existe, como hemos visto hace no mucho con una bloguera que se inventó embarazos, partos e hijos. Porque esa gente habela, haila.

Y hasta aquí hemos llegado. 

No dejéis que os copien contenido. No permitáis que nadie viva de un blog con ideas de otro. 
Porque esta comunidad que formamos, esta tribu, también tiene que servir para esto. 
Porque nuestros blogs nos unen.


Mi Princesa de 2 añitos y medio, que se dice pronto

$
0
0
No recuerdo cuál fue el último cumplemes de mi niña del que dejé constancia en este espacio. Se me está pasando tan rápido que cuando me de cuenta mi Princesa estará ya en el cole.

¿Qué puedo decir de estos 2 años y medio? Pues que si pudiera pedir, pediría que se parara el tiempo y se quedara en esta época, porque es para comérsela. Comérsela a besos y achuchones porque es una niña adorable a rabiar y está la mar de simpática.

 photo antia-moto-poli_zpse4007457.jpg

Y con un genio que vaya tela con la niña. Genio y figura, no se deja achantar ni por el más fiero, me temo que ha heredado mi "lado oscuro" sin quererlo.

Hace dos meses contaba en esta entrada que nos habían derivado a atención temprana para tratamiento logopeda. Y en solo dos meses es increíble el cambio y la evolución en su habla, ¡no parece la misma niña!. Prefiero dedicar una entrada a este tema, pero para adelantar algo os diré que mi niña ha perdido la vergüenza y ha ganado seguridad y confianza en sí misma, de no atreverse a hablar ha pasado a intentar decirlo todo, aunque sea mal, y sentirse orgullosa de sus pequeños logros.

Y yo, que soy así de tonta, me emociono de ver cómo una niña tan pequeña puede tener tanto espíritu de lucha, me da por pensar que de ser siempre así, no habrá nada que la impida lograr lo que se proponga.

Mi mayor sorpresa de esta época es el hecho de que no tenga rabietas. Lo voy a decir bajito no sea que... Pero teniendo en cuenta que con el hermano las pasamos, y bien, que me cogió en una época muy sensible porque yo estaba embarazada, no me puedo creer que esté pasando de los 2 a los 3 años si que sea terrible.

A ver, la niña tiene genio, ¡vaya si lo tiene! Pero no tiene rabietas, no las terribles rabietas de los 2 años. Ella se enfada, patalea, llora, intenta salirse con la suya, pero siempre encontramos una manera de sofocar el enfado.Yo no lo llamaría rabietas porque no son ilógicas e irracionables, no es un momento de llorar por no sabes qué, o un negarse a hacer algo sin motivo o porque sí. Para ser sinceros, sus pataletas casi siempre tienen un motivo lógico, y éste es Iván.

Porque su hermano mayor la quiere con locura pero también la chincha cosa mala, eso o que sus muestras de afecto a veces son tan efusivas que apretuja más que abraza, y mi niña otra cosa no, pero  cariñosa poco, y contacto físico, el justo. Así que me las tengo que ver mediando entre los dos, porque los llantos suelen ser porque su hermano le ha quitado lo que tiene en las manos, o su hermano no la deja jugar, o su hermano se le ha tirado encima en plan cariñoso...

Pero ciertamente, después de hablarlo el otro día con Papá sí, hemos llegado a la conclusión de que esta niña no tiene rabietas. Para nuestro alivio, porque con lo cojonuda que es no se cómo las habríamos llevado. Tiene su carácter y su genio, pero es como yo, que igual que explota se calma, y cuando se enfada tiene algún motivo, que para nosotros puede ser algo banal pero para ella sin duda en ese momento es importantísimo.

Reconozco que me encanta su genio, porque hasta enfadad está graciosa. Pero qué malísima malamadre que soy.

También se ha vuelto muy independiente y autosuficiente, le gusta ir a su aire, hacer lo que se le ocurre sin contar con nadie y, como no, hacerlo todo sola.Vestirse, lavarse la cara y manos, abrocharse el abrigo, ponerse los zapatos, la mochila... La muy orgullosa no me deja meter mano hasta que ve que de ninguna manera puede sola. Cabezota a más no poder.

Si le pongo el plato por delante que ni se me ocurra coger el cubierto para darle yo. Mientras el hermano rezonga "jo mamá, ¿me dás de comer tú?" ella es "No, yoooooo" y allá que coge la cuchara y la mete en el plato de sopa, aunque los fideos acaben en cualquier lado menos en su boca. Y así con todo. Lo mejor es que si le digo a Iván que vaya a buscar algo ella también dice "No, yooooo" y allá que va corriendo a buscar lo que sea y me lo trae con cara de orgullo por el trabajo bien hecho.

Hablando de comer, se ha vuelto una comilona de las buenas, desde la neumonía que perdió el apetito parece que al superarla lo recuperó por triplicado. Y se nota, ya no en lo que come sino en ella misma, que ya no es una pluma liviana cuando al cojo, ¡Ahora pesa!. Rellena los pantalones, tiene su barrigonchilla y se le notan las mejillas rellenitas, ya va más acorde con la talla de su edad.

Es bastante arisca, nada que ver con su hermano. Perdonad las comparaciones pero es que ¡son tan distintos! Tengo en mente una entrada sobre las diferencias de cada uno, que no los hace mejores ni peores, simplemente únicos y especiales, pero es tremendo que dos hermanos salidos del mismo padre y madre sean como un huevo y una castaña.

Pues sí, es arisca, no es cariñosa ni efusiva y aunque da besos si se los pide, no los regala ni los reparte a placer. Tienes que pedírselos y depende de quién seas, te lo dará o no. A Mamá siempre se los da. a Papá, a veces. A Iván, depende de como la cojas. A la abuela también se los da de buena gana. A quien cuesta un imperio que de un beso es a su tito Adrián, no se qué le verá pero prefiere rechazarlo a regalarle un beso.

Y tampoco los acepta de buena gana, lleva varios días que cada vez que se acerca el hermano para besarla monta en cólera, y si yo la pillo en un momento que según ella "no procede", no duda en arrastrarse la mano por la cara en un intento de quitarse el beso.

Es muy payasa, además de ser graciosa le gusta hacer gracia y siempre busca la manera de llamar la atención-  Te la puedes encontrar de cualquier guisa, poniéndose unas gafas de sol con la cabeza hacia arriba para que no se la caiga, imitando a un dinosaurio, intentado darte un susto o bailando como si no hubiera un mañana. O en pijama y con su falda y alas de hada haciéndote un encantamiento, O montada en un unicornio hinchable con un gorro de carnaval poniendo caras mil, la cosa más normal del mundo.

 photo antia-gorro-burrito_zps6755a6a6.jpg

Me encanta verla jugar. Será porque el hermano nunca ha sido un niño muy jugón y de hecho está aprendiendo a jugar con ella, sin embargo a ella le basta cualqueir chuminá para entretenerse. Con un camión, una pieza suelta de cualquier juego de construcción y una pelota se inventa el mejor de los juegos. Aquí da igual, no hay juguetes de niño y de niña, a ella lo mismo le chifla un caminón volquete, un tren, una aspiradora que un bebé. Le gusta mucho jugar con su hermano, pero sobre todo le guste todo lo que sea imitar, y si es imitar a mamá, mejor. Y así se planta mis zapatos a la mínima que puede, coge su carrito de la limpieza cuando me ve escoba en mano, o su bolsa de abalorios cuando me estoy arreglando para salir. Y de repente me la encuetro que parece una mini mamá con sus tacones, su carro de la compra y su bebé en la mochila portabebés de juguete... ¿Qué hago, me la como, no?.

 photo antia-maru_zps3add633c.jpg

A estos 30 meses seguimos con la teta, pero podemos decir que hemos logrado el destete nocturno, de tal manera que se duerme solita y no se despierta en toda la noche, o si lo hace se vuelve a dormir enseguida. Toma teta sobre todo a mediodía cuando sale de la guarde y por la tarde cuando llego de trabajar, a veces un poquitín por la mañana cuando se despierta. Me da mucha pena ver que se van acortando nuestras tomas pero por un lado agradezco que no me necesite para dormir, y por otro ella sigue adorando su teta, por lo que no creo que este sea el fin. Pero ya contaré nuestro destete nocturno con detalle en otra ocasión.

Para finalizar, hay una cosa que me trae loca. Con esto de que cada vez va hablando mejor, desde hace unas semanas cuando voy a buscarla a la guarde, en cuanto abren la puerta y la llaman para que salga ella coge su mochila, se gira y les dice a todos sus compañeros "Mamá míaaaaaaaaaaaaa, míaaaaaaaaaaaaaaaaa, míaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa", vamos, que no se vaya ninguno a creer que me va a compartir, mientras la cuidadora y yo nos reímos del énfasis que le pone.

Y así va creciendo mi pequeña princesa, a pasos agigantados, haciéndose mayor sin casi darme cuenta. ¿De verdad que alguna vez ha sido bebé? Menos mal que tengo este blog para recordármelo.

Artículos de puericultura imprescindibles y prescindibles de mi maternidad

Visitamos Micropolix, una ciudad solo para niños

$
0
0
El pasado mes de noviembre, aprovechando que viajamos a la capital para dar unas charlas de porteo en la Feria Bebés y Mamás, no quisimos dejar escapar la oportunidad de conocer MICROPOLIX.

Imagen extraída de www.hoyenmadrid.info

Me habían puesto los dientes largas algunas blogueras que ya habían estado allí, y yo, que donde vamos busco actividades nuevas, diferentes y divertidas para niños, tenía en mente poder llevar allí a los peques.

Así que fuimos el mismo viernes que llegamos a Madrid, tras dejar el equipaje en el hotel, sin descansar ni nada, después de haber madrugado y pasar casi 7 horas de viaje. Que no se diga que no nos apuntamos a todos los saraos.

Esta entrada va a ser muy gráfica, he preparado un collage de fotos para ilustrar de la mejor manera posible lo que ha sido la visita, y como fotografié allá por donde pasamos, así no se me escapa nada. Eso sí, fotos del móvil, es lo que hay, la cámara de fotos falleció hace meses y no está la economía para otra, aunque nos apañamos bien con lo que tenemos.

Llegar no nos costó ningún trabajo, metimos las indicaciones en el GPS y, al llegar al destino, MICROPOLIX salta a la vista, por lo que es prácticamente imposible perderse. Lo digo yo, que somos de provincias y reconozco que nos hacemos la picha un lío cuando toca conducir por la capital y alrededores.

Aparcamos sin problemas, se puede decir que en la mismísima puerta, junto a las escaleras de aceso a pie. Nos dirigimos a la taquilla, nos dieron nuestras pulseras identificativas, el pasaporte para Iván y entramos.

Al entrar sorprende lo tremendamente enorme que es y, sobre todo, darte cuenta de que estás en una auténtica ciudad a pequeña escala. Esto ya amplia las expectativas que uno trae puestas, así que nos dirigimos a dar un pequeño paseo de reconcimiento para "bichear" un poco.

 photo micropolix14_zps04715358.jpg

Nos dimos cuenta de que habíamos elegido un buen día para ir ya que no había demasiada afluencia de público y eso nos permitió disfrutar de las activiades sin colas ni esperas.

Echamos de menos un punto de información, pero por suerte en todas las ubicaciones y actividades hay personal para indicar y ofrecer ayuda, chicos y chicas muy agradables y colaboradores. Como nos sentíamos un poco desubicados preguntamos qué podíamos hacer con un niño de 5 años.

Os cuento un poco. Los niños son ciudadanos, al entrar se les entrega un pasaporte y unos billetes -Eurix- para empezar a divertirse. Hay dos tipo de actividades, aquellas en las que realizas un trabajo y cobras por ello, y aquellas en las que pagas por realizarla, ya que supone aprender o disfrutar de algo. Lo ideal es rentabilizar los Eurix que te dan, e ir trabajando para sumar y así poder disfrutar de aquellas actividades de pago.

 photo Desktop11_zps7f7d6af7.jpg

Aquí podéis ver los tipos de ciudadanos que hay y las diferentes actividades a realizar.

En nuestro caso, Iván era un ciudadano del grupo A y Antía, Baby. Para Antía no nos dieron pasaporte, cuando llegamos ella iba dormida en la mochila ergonómica y se debieron pensar que era más pequeñita, solo nos dieron su pulsera. Yo no me di cuenta hasta que ya estábamos dentro, pero no hubo ningún tipo de problema, la dejaron participar allá donde su edad y desarrollo se lo permitían.

Nuestra primera parada fue en la escuela de aviación, aprovechando que no había nadie en ese momento. Solo pudo entrar él pero la chica al cargo se llevó el móvil y le hizo alguna foto dentro de la cabina. La actividad, nada más y nada menos que ¡un simulador de vuelo!.
Si digo que me pareció impresionante, me quedo corta. Aquello era ¡un avión de verdad!, con su cabina de pasajeros, la cabina de los pilotos, ¡solo le faltaba echarse a volar!. No miento si digo que me hubiera encantado probar el simulador de vuelo y disfrutar como una niña.

 photo micropolix_zps36427b02.jpg

Gastados los primeros Eurix, tocaba hacer una actividad remunerada, así que andando llegamos a la oficina de la mensajería y allí asignaron el primer encargo a Iván: llevar un paquete a la ludoteca. Se puso su chaleco de mensajero y le faltó tiempo para ir corriendo a entregar el paquete, a su vuelta tuvo que ir a entregar un sobre al estudio de arquitectura. Una vez realizado su trabajo, anotaron en su cartilla los Eurix ganados por ello.

 photo micropolix1_zps2eb58335.jpg

Sorprendente la autenticidad del espacio, parecía la oficina de una agencia de transportes real, con paquetes reales, con el uniforme real, con la imagen corporativa, totalmente conseguido.

La siguiente actividad fue la redacción del periódico. Como era muy pequeño para salir a la calle a buscar la noticia le tocó una parte no menos divertida, el diseño gráfico. Y allí se sentó él delante de su pantalla MAC a hacer el diseño de la portada. Que quien dice un MAC dice unos pocos, no se puede decir que en Micropolix escatimen en detalles porque aquello parecía una auténtica redacción de un conocido periódico. 

 photo micropolix2_zps71d8430d.jpg

El siguiente trabajo fue hacer unas mediciones para el equipo Energías Renovables de Repsol. Aparatito en mano, se fue al centro de reciclaje, donde le dieron las indicaciones para realizar las mediciones pertinentes y recibió una pequeña clase de reciclaje.

 photo micropolix4_zpsfd7a4a4a.jpg

Y mientras, Antía seguía durmiendo a placer en la mochila ergonómica, como no, llamando la atención, para bien. Y es que da gusto ver a un bebé dormido plácidamente sobre su mamá, aunque fuimos en centro de muchas miradas y, como no, hubo quien no pudo evitar acercarse a nosotros ante la ternura que les despertaba nuestra imagen.

 photo micropolix3_zpsc10664f3.jpg

Como habíamos ido al estudio de arquitectura a entregar un sobre, a Iván se le quedaron las ganas de parar allí un rato, así que fue nuestro siguiente objetivo. Se sentó en una enorme mesa de dibujo, aunque debemos reconocer que el dibujo no es su pasión y mucho menos su fuerte, pero le puso ganas. Y es que nunca se había sentado delante de una mesa de dibujo tan grande, con tantas "reglas de formas" como las llamó él.

 photo micropolix5_zps06b9d224.jpg

Y la chiquitina que por fin se despertó dijo que ella no iba a ser menos, así que se sentó a garabatear y diseñar su propia obra de arte.

 photo micropolix6_zps8ed0bc0a.jpg

Después de tanto trabajar y acumular Eurix, tocaba disfrutar un poco, y qué mejor que irnos de crucero. Era una actividad marcada por horario, así que mientras esperábamos que nos tocara entrar, Papá se fue con Antía a jugar un rato en la ludoteca.
Como tuvimos suerte de llegar en un momento que no había más gente esperando, llamamos a Papá y pudimos entrar todos y disfrutar con el simulador de navegación de aquel pedazo de bicho. Yo que me había quedado con las ganas de visitar el puente de mando del crucero en nuestra luna de miel, ya puedo decir que por fin se cómo es por dentro. Nos pusimos unas gafas 3D y fue super divertido, pero el que más disfruto obviamente fue el Capitán Iván; aunque, reconozcámoslo, menos mal que era una simulación, si no me da que acabábamos como el Costa Concordia, si es que no es nada fácil manejar semejante buque.

 photo micropolix7_zpscc630845.jpg

Nos habíamos recorrido casi toda la planta de arriba, a falta de la Policía -a Iván no le llaman las fuerzas y cuerpos de seguridad- y alguna que otra actividad, estaba impaciente por conocer la planta baja, así que nos dirigimos a buscar el plató de tv para poder trabajar en lo mismo que Papá - es operador de cámara -. Pero era una actividad por grupos así que tuvimos que esperar a que acabara el programa que estaban grabando en ese momento, y mientras buscamos otras actividades.

Pasamos por el estudio de radio pero no le llamó mucho la atención, pasamos por la disco pero no teía ganas de bailar en ese momento, sin embargo no pudo evitar entrar en la sala de ensayo y tocar todos los instrumentos que había. Le gustó especialmente la batería, casi lo tengo que arrancar del asiento porque no quería dejarla, ¿nos querrá decir algo sutilmente?.

 photo micropolix9_zpsda4da1ad.jpg

Volvimos al plató de tv y seguía ocupado, pensamos que porque habría entrado otro grupo mientras Iván ensayaba, así que lo animamos a trabajar de modelo en la "Pasarela de la Historia". Qué voy a decir, fue divertidísimo, yo pensaba que harían una pasarela de moda al uso pero no sabía que era de trajes de época, y cuando vi a mis pequeños cavernícolas casi se me saltan las lágrimas de la risa. Y ellos encantados de vestir pieles y dar garrotazos a placer. Apréciese el parecido razonable de mi pequeña cavernícola con Pebbles, solo le faltaba el hueso en la cabeza.

 photo micropolix8_zps36ba7134.jpg

La siguiente parada fue en el Hospital General -el plató de tv seguía ocupado- que tiene dos actividades: una es aprender, por la que tenían que pagar, y una vez superada podrían trabajar en la consulta. Y para aprender, enseñaron a los futuros médicos a bañar a los más pequeños del hospital, los bebés. Como Antía tampoco se lo quería perder allí que la dejaron pasar con su hermano, y ella, que despierta el instinto maternal en las más pequeñas, no le faltó ayuda de dos niñitas que se lo pasaron de maravilla poniéndole fácil la tarea.

 photo micropolix10_zps99480005.jpg

Y por fin nos fuimos al plató de televisión. Plató de verdad, lo dice una que ya ha visto unos pocos, y lo dice papá, que ha trabajado muchos años en ellos. La actividad era grupal y, una vez dentro, se repartían los papeles: presentadores, concursantes, operadores de cámara, regidor y público. El más aburrido era el papel de público, como no, pero Iván tuvo suerte y fue elegido para ser regidor. Desempeñó su función a la perfección, animando al público a aplaudir o invitando al silencio cuando correspondía, mientras su hermana y nosotros lo observábamos desde la grada, como público entregado.

 photo micropolix11_zps3d437078.jpg


Salimos de allí y como el currante acumulaba una buena suma de billetes, decidieron gastarlo en algo de ocio. Así que se fueron al minicircuito a montar en moto y !qué bien se lo pasaron!. Porque Antía es pequeña, pero ella no quiere perderse nada, cualquiera le decía que no se podía subir a moto, y su hermano había sumado Eurix suficientes para ambos. Así que con el casco que parecía la Hormiga Atómica, se dieron unas pocas de vueltas, algún choque y algo de conducción temeraria, por qué no decirlo...

 photo micropolix12_zps842b66ea.jpg

Ahora tocaba disfrutar de la segunda parte del Hospital General: trabajar en la consulta. Nosotros pudimos verlos desde la cristalera, dos mini doctores con esas batas más grandes que ellos -le sugerí a una de las monitoras que le recogiera la bata a la niña haciéndole un nudo para no arrastrarla- y se lo pasaron pipa tocando el esqueleto, viendo los músculos, aprendiendo a auscultarse mutuamente, fue en la actividad que más tiempo pasaron y doy fe de que fue la mar de entretenido porque no paraban de reir.

 photo micropolix13_zps56348642.jpg.

Ya se nos había pasado la tarde y quedaba poco tiempo para el cierre, así que en el último apurón Iván decidió entrar a trabajar en el Supermercado, y como su hermana quiere estar donde está él, pues allá que se fueron, a reponer lineales y preparar pedidos para clientes. A Iván poco le faltó para traerse una pata de jamón a casa, no sabe nada. 

En esta ocasión les pagaron a ambos anotándolo todo en el pasaporte de Iván, y ya con la última recaudación, nos fuimos al Banco a ingresar los Eurix ya que se pueden guardar y usarlos si volvemos en otra ocasión. Que volveremos, seguro. Con las prisas de la hora de cierre apremiando, no pudimos hacer más fotos.


Al final, pese a que gastó en lo que quiso, fue responsable y sabía que para tener más dinero tenía que trabajar... Entró con 50 Eurix, gastó en varias actividades incluídas algunas de su hermana, y salió con un positivo de 190 Eurix. Algo así quiero yo en la vida real, ¡qué fácil parece!.

Y después de pasar una tarde de no parar ni un segundo, tocaba cenar algo rápido e irnos a descansar al hotel, un descanso bien merecido

Tras nuestra visita puedo decir que vale mucho la pena que los niños disfruten de la experiencia de MICROPOLIX. Son actividades educativas, entretenidas, un lugar hecho por y para ellos en los que se divierten trabajando y aprendiendo, juegan a ser mayores y a entender el valor del esfuerzo y la recompensa por el trabajo bien hecho.

Si estáis en Madrid o viajais a Madrid, es algo que no os podéis perder seguro, es una oportunidad excelente para que los niños disfruten de una experiencia única.

Los niños disfrutan a tope. Los padres... acompañamos, ¡no nos queda otra! Cuando los niños son mayores es más fácil porque los puedes dejar a su aire y tomarte algo en la cafetería o pasear con tranquilidad, pero cuando son pequeños como los nuestros toca patear detrás, y doy fe de que salimos más cansados que ellos. Y muerta de frío, eso sí, le pongo una falta a la calefacción y menos mal que los niños no paran y van corriendo a todas partes, pero yo llegué un momento en el que, chaquetón abrochado y pañuelo al cuello, lo pasé realmente mal con el frío que me entró en el cuerpo.

Y hasta aquí nuestra crónica de MICROPOLIX. Solo puedo decir que nos ha encantado estar allí, que Iván está deseando volver, que nos quedaron muchísimas actividades por realizar pero sin dudas nos han quedado ganas de repetir.

Conociendo a Geronimo Stilton

$
0
0
Este año los Reyes han tenido a bien regalarle a Iván su primer libro de Geronimo Stilton. Le gustan mucho los libros, tiene una buena biblioteca pero tocaba dar un gran paso: de los cuentos a los libros de lectura.

Siempre ha tenido facilidad para la lectura, aprendió pronto las letras y a deletrear. En verano se soltó a leer palabras sueltas dentro de un texto, sin hacer una lectura fluída. Qué le íbamos a pedir, acababa de cumplir 5 años y aún es pronto para la lectura, pronto desde el punto de vista de que la edad normal en la que se espera que un niño lea es los 6 años.

Pero fue empezar el curso y activarse en él el chip de la lectura. Cuando nos dimos cuenta estaba leyendo como un carretero, y daba gusto escucharlo. Ha pasado de leer palabras sueltas a leer frases completas, sin ir sílaba por sílaba sino leyendo de manera fluída y, para mi sorpresa, incluso con la entonación. Y desde entonces lo lee todo, desde el cartel del ascensor de la reunión de la comunidad de vecinos hasta lo que voy escribiendo en el whatsapp.

Le gusta leer y el haberse soltado por fin a hacerlo no ha hecho más que acrecentar sus ganas de leer. Ahora es él quien me lee a mi o a su hermana un cuento antes de irnos a dormir. Además es muy exigente y no se conforma con leer, quiere hacerlo bien, por lo que pone mucho interés en acentuar bien las palabras y en hacer las pausas que marcan los signos de puntuación.

Así que bienvenido a Geronimo Stilton, que nos ha abierto la puerta a la lectura de verdad. Todos los días leemos un poquito, teniendo en cuenta que no lee mucho del tirón porque leer en voz alta le canza, así que vamos a poquitos, que tampoco hay que correr. El primer título de la colección que esperamos hacer es "Trece fantasmas para Tenebrosa".



Este sábado pasado el mismísimo Geronimo Stilton venía a El Corte Inglés a firmar libros. Y como no, fue decírselo a Iván y ponerse como loco, le hacía mucha ilusión ir a verlo. Así que a pesar de que el sábado apetecía de todo menos salir de casa, hicimos el esfuerzo para que Iván tuviera su primer libro de lectura firmado por su protagonista.

 photo gs5_zps3de50e1a.jpg
Imagen extraída de http://www.clubgeronimostilton.es

El horario del evento estaba claro, era de 17,30 a 19,00 horas. Nosotros llegamos al stand a las 18,30h, había muchísima cola, Iván ya se puso nervioso al ver al ratón firmando y haciéndose fotos con los niños, y nos pusimos a la cola. Sabíamos que nos quedaba un buen rato de pie pero cualquiera le decía a Iván que no.

Había muchos niños, y lo que me sorprendió es ver que la gran mayoría no llevaban un libro sino tres o cuatro cada uno, y nosotros allí con nuestro primer librillo. Niños de todas las edades, los más rondaban entre los 8 y los 11, pero había mayores y pequeños. También nos encontramos con los primos R y J, que ya había pasado por la firma.

Al poco de ponernos en la cola viene el vigilante de seguridad y nos dice que ya se han repartido todos los números y que no nos garantiza que nos vaya a firmar el libro. ¿Cómo?. No le di opciones, directamente le dije que el evento estaba programado en una franja horaria determinada sin más condiciones - en ningún lugar figuraba que se diera número por orden de llegada para acceder a la firma -, que nosotros habíamos llegado dentro de ese horario y que no nos íbamos a ir de allí sin que el niño pudiera darle su libro a Geronimo Stilton.

Qué fácil hubiera sido el discurso "señora, hemos dado ya todos los números pero dada la afluencia de público vamos a poner todo nuestro empeño en que todos los niños sean atendidos". Pero el lugar solo nos daba la negativa por respuesta.

Pues mire, dígaselo usted a mi hijo. Dígale a mi hijo, que ha venido con toda su ilusión y el libro bajo el brazo, que se va a tener que ir viendo cómo otros niños saludan al ratón y él no. Que a veces no se dan cuenta que se trata de niños, y que para un niño esto que parece una chuminada es una ilusión rande como un castillo.

Yo seguí en mi cola, de allí no me iba a mover nadie. Y soy muy cojonuda, no iba a dudar en quejarme y poner una reclamación si fuera necesario, y por si acaso tuiteé a la cuenta de El Corte Inglés el momento en el que estábamos. No obtuve respuesta.

Y el caso es que seguía llegando gente y poniéndose a la cola. Lógico, estaban en hora, no se les podía recriminar nada. Y de nuevo el seguridad repetía la misma cantinela. Vale, que era un mandado, pero le tocó a él aguantar el chaparrón. Tuvo el poco acierto de decir que el organizador iba a hacer el favor de quedarse media hora más para atender a los niños que tenían número pero que a las 19,30 se iba. Y ya me calenté, porque favor nada, es un acto publicitario y el libro que yo llevaba en mano, comprado allí por cierto, así que favor no nos hacían ninguno. En todo caso el favor se lo hacíamos nosotros, que al lado del stand de la firma había un punto de venta de sus libros y estaban haciendo una caja curiosa.

Evidentemente, y como era lógico, al final todos los niños disfrutaron de su momento con Geronimo Stilton. Iván el pobre estaba hasta sufriendo pensando que no podría subir... ¿Pero qué necesidad hay de hacer que los niños lo pasen mal?. Cuando por fin no había nadie delante supimos que nos iríamos de allí con el libro firmado.

Curiosamente, cuando le tocó el turno a Iván - y a Antía, que donde va su hermano allá va ella - el organizador también me invitó a subir. Nos hicimos la foto, firmó el libro y mi niño se fue, tan contento. Antía incluso dio vuelta porque no se quería ir sin darle un beso al ratón.

 photo Desktop12_zpsf2e9fd48.jpg

Cuando ya íbamos de vuelta paseando por la tienda Iván me cogió de la mano, me tiró y se me colgó del cuello.

"Mamá, muchas gracias por traerme a ver a Geronimo Stilton, me hace mucha ilusión que me firme el libro".

Y me dio un beso apretao. Si es que solo por eso vale la pena la cola, la espera y la discusión con el vigilante de seguridad.

Así que desde aquí hago un llamamiento a El Corte Inglés y todo aquel que organice un acto o evento destinado a niños:

Los niños no entiende de aforo, de horarios o circunstancias similares. Hay que ser un poco sensibles y comprender que lo mismo yo me puedo conformar porque un escritor de renombre no firme más allá de la hora estipulada, pero a un niño no se le puede exigir que comprenda y se conforme cuando acude a un evento en el que pone ilusión y se tenga que ir de vacío. Así que, si organizan un evento destinado a los niños y por alguna causa se ven desbordados, la respuesta debe ser siempre conciliadora y en pro de solucionar o poner los medios para que los niños puedan disfrutar aquello a lo que van, en lugar de advertir que no lo podrán hacer por las circunstancias que sean. Porque los niños van a cumplir una ilusión y no tienen culpa de la mala organización o lo que sea que pasa.

Porque en este caso, mi hijo se habría tenido que ir entre lágrimas, viendo cómo otros niños se van felices con su libro firmado. Y porque estoy segura de que hubiera sido así de no ponerme cojonuda.

Así que también agradezco que hayan sido comprensivos y hayan entendido que no podían echar atrás a los niños, y que posiblemente les hubiera perjudicado mucho arriesgarse a un motín de padres. Sin embargo, estoy segura de que no les costó nada atendernos a todos, y hubieran quedado reyes si no nos hubieran advertido en negativo.

Lo curioso es que cuando subí al stand con los niños el organizador me dijo"madre mía, ¡menudo éxito!", "¿pero qué os esperábais? para algo diferente que se organiza en esta ciudad...".

Sí, en esta ciudad no hay mucha oferta de ocio y eventos para niños, así que aprovechamos cualquier cosilla que surja. Porque además, algo tan simple como que un ratón animado venga a firmar libros, puede ser un hecho fantástico para nuestros niños. Démosle el valor que tiene para ellos, que bien lo merece.




Cómo explicar la muerte a los niños

$
0
0
Llega un momento en el que es inevitable que los niños se planteen la muerte. Y no hablo de tener que explicar a una niña de 3 años cómo su pez se ha muerto - perdóname +Maca Mamaporbulerias  por tomar como ejemplo vuestra historia - o de explicar que cuando uno se muere se va al cielo, se convierte en estrella o fantasías varias.

Hablo de la muerte como monotema. De que vayas tranquilamente andando con tu hijo por la calle y así, sin venir a cuento, te pregunte:

"Mamá, ¿tú qué día te vas a morir?"

Y se te pone una poker face que ni Lady Gaga, doy fe.

Estamos en "esa fase". Iván mostró su interes por la muerte muy pronto, para qué nos vamos a engañar. Tendría poco más de dos años cuando surgió el tema de preguntar por la Abuelita Trini, la madre de Papá, y por entonces le explicamos que se había ido y ahora era una estrella en el cielo. ¿Qué le vas a contar a un niño con esa edad?.

Siempre ha sido muy inteligente, muy curioso y con una capacidad extraordinaria de entender lo que se le explica. Eso y que con 2 años hablaba perfectamente dio lugar a este tipo de preguntas. Pero su inocencia también era muy grande y, aunque preguntaba por qué se había ido su abuela, una vez respondido, no ahondaba más. Dentro de la mentira piadosa de decirle que estaba en el cielo, le explicamos que se había ido para siempre porque estaba enferma y no se pudo curar. No era del todo cierto ya que no estaba enferma, pero explicarle que no superó un cateterismo no hubiera resuelto nada.

Pareció encajar bien el hecho de que llegado un momento puedes dejar de estar en esta vida y no se cuestionó nada más, totalmente lógico con dos años.

Y desde entonces ha tenido bastante claro el concepto de la muerte, sin dramatismos. Nacemos, morimos. Supongo que porque no ha caído en la cuenta del verdadero sentido de la muerte, el irse para siempre y no volver, o quizás porque ha tenido la suerte de n vivir una experiencia de que se vaya un ser cercano. Hasta ahora su única persona cercana que ya no está es su Abuelita Trini, pero ya no estaba cuando él nació, por lo que no ha sufrido su falta ni ha podido echarla de menos.

Lo que hasta el momento llevaba con normalidad, como una trivialidad más, de un tiempo a ahora le ha entrado una perra con la muerte que no hay quien lo calle.

No recuerdo exactamente cuándo o a raíz de qué, pero un día empezó a preguntarnos pues eso, que cuándo nos íbamos a morir. Y claro, va camino de los 6 años y sigue siendo un niño muy inteligente y aún más curioso que no se conforma con respuetas vagas y condescendientes, quiere saber la verdad. Así que una se las tiene que ingeniar para responder la verdad de manera que la pueda entender y sin que se la tome a la tremenda.

- ¿Mamá, Qué día te vas a morir?
- Cariño, yo no lo se, nadie sabe qué día se va a morir. 
- ¿Y por qué? 
- Pues porque no, porque eso no depende de nosotros.
- ¿Y cuándo te vas a morir? 
- Pues no se Iván, espero que cuando sea ya muy viejecita. Pero no hay que pensar en la muerte, cariño, hay que pensar en la vida, vivir y disfrutar.
- Mamá, ¿y tú ya eres viejecita? 
Y aquí me puse un poco gallega.
- Pero a ver, ¿Tú me ves vieja? 
- No mamá, tu eres joven y guapa.
Da gusto los buenos ojos con los que me mira mi hijo.
-Pues entonces no te preocupes, que no me voy a morir todavía.
- Y papá, ¿es viejo? 
- Ays Iván, ¿tú ves a Papá viejo? 
- Bueno, sí, un poquito, más viejo que tú sí lo veo. 
Sinceridad ante todo, jajaja.
- Vale, pero papá aún no es viejo, es joven, muy joven para morir.
- Entonces mamá, ¿Cuándo serás viejita? 
- Pues mira, cuando tenga el pelo muy blanquita, la cara muy arrugada y  me veas andar con un bastón, encorvada, seré muy viejita. Pero aún así a lo mejor no seré tan vieja para morirme, porque hay gente que vive muchos años.
- Ah vale, entonces como el abuelo no lleva bastón aún no es viejito, qué bien, ¡Aún no se va a morir!

Esa conversación la tuvimos hace unos días, mientras íbamos a recoger a la peque a la guarde. Pero hemos tenido conversaciones muy similares en las que Iván se ha sensibilizado mucho.

- Mamá, cuando tú te mueras ¿Quién va a cuidar de la hermanita y de mi?
Lo escucho y se me parte el corazón, no miento. Y lo dice con una preocupación que me estremece.
- No te preocupes Iván, cuando yo me muera tú serás mayor, hasta serás papá, no necesitarás que yo te cuide. Seguramente tú tendrás que cuidar de mi entonces como yo te cuido ahora.
- Mamá, yo siempre voy a necesitar que me cuides.
Ays, que me lo como.

Luego tenemos el momento "niño fatigas de Poli de guardería", si habéis visto la peli, ¿os acordáis del niño que solo hablaba de morirse, que todo el que no estaba o estaba enfermo se iba a morir?, pues ese.

Hablando de salir con su tito A, mi hermano, le digo que vamos a ir con él no recuerdo dónde y me dice:
- ¿Viene también la tita Eli?
- No cariño, la tita Eli ya no está.
- ¿Por qué? ¿Se ha muerto?
Toma ya.
- No hijo, es que ya no es la novia del tito.
- ¿Y por qué ya no es su novia?
- Pues porque ya no se quieren.

Y la conversación derribó por otros derroteros, el amor, las relaciones, cuando se acaba el cariño y etc... que también hay que explicárselo.

Es un tema que puede surgir en cualquier momento y de detalles cotidianos, sin darnos cuenta.

- Ay Munki, que viejote estás ya, llevas 10 años con nosotros que parece mentira, aún me acuerdo cuando eras un cachorrillo pequeño y mírate, eres un gato goooooooordoooo.
- ¿Mamá, si Munki está viejo es que se va a morir ya?
- No hijo, es una broma, Munki tiene 10 años pero los gatos viven muchos más, y está muy sano y nosotros lo cuidamos mucho, seguro que nos dura mucho.
Y veremos si no nos entierra el jodío, con lo bien que vive.

La más triste fue la que mantuvimos hace unas semanas camino de la guarde, se nota que aprovechamos ese ratito para hablar de nuestras cosas.

- Mamá, ¿de quién nació Papá?
- Pues del abuelito J y de la abuelita Trini.
- Pero la abuelita Trini se ha muerto.
- Sí, pero se murió poco antes de nacer tú, Papá ya era mayor.
- Entonces, ¿Papá no tiene madre?
Nudo en la garganta. Eso no me lo esperaba.
- No cariño, Papá ya no tiene mamá.
- Pero mamá, eso es muy triste.
Lo dice ya con lágrimas en los ojos.
- Sí Iván pero no te preocupes porque tiene un papá que lo quiere mucho, tiene a sus hermanos que también lo quieren mucho, nos tiene a nosotros y ha tenido una mamá que lo ha cuidado y lo ha querído muchísimo. (Doy fe).
- Y la abuelita se murió porque era viejita?
- No cariño, aún no era viejita pero se puso enferma, a veces eso pasa.
- Mamá, yo no quiero que te mueras nunca, quiero que siempre estés conmigo, prométeme que no te vas a morir.
- Iván, no te puedo prometer eso porque todos nos vamos a morir, es parte de la vida. Pero te prometo que me voy a morir cuando yo sea muy viejita, seré tan viejita que hasta tú serás viejito.
Juro por lo más grande que espero cumplirlo.

Así que se lo lleva todo al extremo del tremendismo. Si hablamos de que alguien está enfermo la pregunta inmediata es ¿se va a morir?, si digo de broma que estoy vieja - ya intento cerrar la boca antes de que se me escape porque me lo veo venir - me pregunta si me voy a morir, si hablamos de una persona que ya no está pregunta si se ha muerto, si le digo que me de la mano al cruzar o que no se quite los cinturones de la silla en el coche me pregunta si es para no morirse en un accidente... Parece que la muerte se ha convertido en el epicentro de la existencia y todo el que no está, está viejo o enfermo - aunque no estar sea haberse ido de viaje, vieja me lo llame a mi misma con 35 otoños o enfermo sea el que tenga un resfriado -, es que o se ha muerto o se va a morir.

Y claro, cuando uno se muere, no se muere y ya está, a esa conclusión también ha llegado. Y lo de la estrella en el cielo no cuela, no en un niño que tiene pasión por el conocimiento del cuerpo humano y del universo - son sus temas favoritos y se bebe todos los libros que puede sobre ello -.
Así que también pregunta qué pasa con nuestro cuerpo cuando nos morimos y eso me cuesta más trabajo por lo escabroso del tema. Porque claro, no quiero entrar en detalles de que cuando uno se muere y lo entierran se lo acaban comiendo los gusanos, o bien te meten en un horno y te hacen ceniza.
Me toca suavizar un poco explicando que sí, nos llevan al cementerio para que nuestros seres queridos sepan que estamos allí y así puedan visitarnos, ponernos flores y recordarnos. Sin más.
Y como es un niño que saca sus propias conclusiones, tiene respuestas así de fantásticas:

- O nos hacen una estatua, porque Colón está muerto y en la plaza hay una estatua suya.

Y no puedo evitar reirme de su lógica aplastante.

- No cariño, si hicieran una estatua de cada persona que se muere no cabríamos, el mundo estaría lleno de estatuas. Las estatuas se las hacen a aquellas personas que han destacado en su vida o han hecho algo importante, como Colón, que descubríó América.
- Pues cuando te mueras yo te haré una estatua porque eres lo más importante para mi.
Ole ahí, este niño le levanta el ánimo a un muerto - qué bien traído jajaja- .

Un día de estos le contaré que a veces hay gente que no quiere ser enterrada y entonces se les convierte en ceniza y se guardan o se vierten en un lugar especial. Como la abuelita, cuyas cenizas están en un jardín, y en su lugar crece un rosal precioso. Y le diré:
-¿Ves? Donde está la abuelita hoy crece una flor preciosa, y la abuelita siempre estará en esa flor.
De verdad que yo lo creo así.

Confieso que a veces estas conversaciones se me hacen difíciles porque entiendo su curiosidad, se que puedo hablarle con sinceridad porque lo asimila mejor de lo que se espera en un niño de su edad, y es una fuente incansable de preguntas y porqués que no se conforma con respuestas vagas, pero a la vez es un niño muy sensible y sentido, por lo que temo meter la pata y ser demasiado realista, o que la realidad que tan bien parece comprender se convierta en un arma de doble filo, siendo una fuente de preocupaciones y miedos.

Así que intento quitarle hierro al asunto, contarle que gracias a la medicina y los avances de la ciencia, a lo bien que nos alimentamos y nos cuidamos cada vez vivimos más - así además aprovecho para inculcarle la importancia de una buena alimentación, hacer deporte, salir al aire libre y llevar una vida sana -, que nos queda mucha vida por delante y que lo que tenemos que hacer es disfrutar de la vida sin pensar en la  muerte.

Estoy convencida de que esto es una fase que pasará. Porque si hago memoria y echo la vista atrás, casi puedo recordar cuando era yo misma la renacuaja que le hacía estas preguntas a mi madre. Y también recuerdo el dolor que me producía pensar que mi madre, que era todo mi mundo y mi existencia, me pudiera faltar. Dolor que todavía se produce, solo que soy adulta y puedo focalizar mis pensamientos de otra manera. Y no puedo más que decirle...

"Cariño, estoy aquí contigo, y estaré contigo, a tu lado y queriéndote, toda mi vida.". 

Es la verdad más cierta que le puedo decir.

Y vosotros, ¿habéis llegado a esta fase?, ¿cómo capeáis el tema de la muerte con vuestros peques?.

Love is in the air... para algun@s

$
0
0



Una intenta pasar del día San Valentín. Pensar que es un día comercial, que cualquier día del año es bueno para demostrar el amor que se le tiene a alguien, que no hay mayor importancia. Y lees por aquí y allá comentarios de gente que le resta importancia, así que esto ayuda a llevarlo como un día más.

Pero luego ves a una que le han regalado flores, a otra que le han preparado un desayuno, que si unos bombones, una galleta en forma de corazón, que si una cenita a solas aunque sea una pizza en casa cuando ya los niños se han acostado... Aunque sea una tontería pero alguien se ha parado a tener un pequeño detalle y simbólico.

Y aquí estoy yo que ni flores, ni bombones, ni un "pero qué guapa estás hoy, cariño". Bueno, ni un "cariño". Lo de guapa lo perdono, con las raíces que parece que llevo californianas y más bien es que hace 4 meses que no me doy las mechas, y las cejas que soy la prima del Yeti, entiendo que no es mi mejor momento. Que no es que me haya abandonado, es que no da la economía para ir a la peluquería, es la puta pura realidad.

Pero ni un detalle, oigan. Y vale, entono en mea culpa porque yo tampoco me he molestado. Pero es que llevo tanto tiempo molestándome por tener siempre un detalle en los días especiales, que una ya se cansa de dar y no recibir. Que no se trata de hacer las cosas esperando algo a cambio, pero coño, que a una también le gusta recibir un detalle de vez en cuando, que no soy de piedra.

Y entonces recuerdo con melancolía el primer San Valentín en el que mi señor esposo por entonces noviete casi recién estrenado se afanó en darme una sorpresa de las de dejarme con la boca abierta. Yo estaba tomando café con una amiga esperándolo, solo me dijo que me arreglara para ir a cenar y que dormiríamos fuera. Apareció vestido de traje de chaqueta, algo que para él era ya un esfuerzo sobrehumano, y solo ese detalle lo consideré un regalo.

Nos montamos en el coche y yo pensaba que nos iríamos a la casa de la playa de sus padres pero siguió conduciendo, conduciendo, hasta llegar a Ayamonte, donde cogió el desvío hacia una zona turística de reciente construcción, con grandes y lujosos resorts. Yo le había contado que el verano anterior una amiga nos llevó a conocer uno de los hoteles y yo había alucinado, nunca había estado en un hotel tan deslumbrante, parecía un palacio, y parece que tomó nota.

Me dejó en la cafetería y dijo que iba al baño. Me pedí un café y lo esperé... lo esperé... tardaba mucho, pensé que se habría perdido buscando el baño pero al fin llegó. Y mientras le preguntaba dónde había estado se agachó, me dio un beso y me dijo que metiera la mano en el bolsillo de su chaqueta. Me esperaba cualquier cosa, un regalito, pero allí había... la llave de una habitación.

Empecé a llorar de la emoción, me sentía como una princesa de cuento, de verdad. Disfrutamos de una cena maravillosa, un rato de baile y copas y a la mañana siguiente un desayuno que no olvidaré en la vida. El mejor día de San Valentín y una de las noches más bonitas de mi vida.

Aquello fue hace 13 años, y esas ganas de sorprender se han ido esfumando con el tiempo, la costumbre, la confianza y el "no hace falta, es un día como los demás". No puedo decir que no tenga un marido detallista, porque cuando quiere lo es... Cuando quiere.

Yo quisiera volver a sentirme como una princesa al menos un día al año, pero creo que eso ya se ha quedado muy lejos y no es más que un recuerdo del pasado. El tiempo, la costumbre, el "pero si es un día como cualquier otro" o simplemente ni acordarse del día que es. Da igual, el caso es que la ilusión por sorprender se ha esfumado.

Y la desilusión se come a la desilusión. Hace dos años hice una tarta especial porque no hace falta gastar dinero ni comprar un regalo para tener un detalle. Hoy he vuelto a pensar en preparar  un bizcocho en uno de los moldes con forma de corazón que tengo pero luego he pensado "total, ¿para qué?". Con las mismas se me han quitado las ganas.

Love is in the air, sí, pero para algunos más que para otros. Por eso acabas pasando del día de San Valentín, te pones la coraza y haces como que no te importa porque es un día más, porque si le das importancia te puede pasar  lo que a mi, que lo único que recibas sea una tremenda decepción.



Cosas que cambian en tu vida cuando eres madre

$
0
0
Cuando vas a ser mamá, entre lo que crees que sabes y lo que te cuentan, te haces una ligera idea de lo que te espera. Pero, como la vida es así de simpática, la realidad siempre supera la ficción o, en su caso, aquellas expectativas que te creas.

Imagen extraída de Getty Images


Das por hecho que tu vida va a cambiar porque habrá una personita que se convertirá en el centro de tu vida. Nada será lo mismo y entrarás en una espiral de vivir por y para tu bebé en exclusiva los primeros meses de su vida, con mayor o menor dificultad. Y piensas en esas cosas que sabes que te esperan con tu bebé: llantos, noches sin dormir, cambios de pañales, organizarte en función a sus necesidades... Lo típico.

Pero hay pequeñas cosas en las que ni se nos ocurre reparar cuando nos acariciamos el barrigón pensando cómo será nuestro bebé. Cosas que te das cuenta que cambian sustancialmente cuando ya tienes al fruto de tus entrañas entre tus brazos. Y de repente te miras en el espejo y dices "madre mía, dónde estoy yo y que han hecho conmigo".

No os asustéis, no es nada que no se cure con el tiempo y un poco de voluntad por vuestra parte.. Ahí voy con la lista de esas cosas que cambiaron en mi vida, casi sin darme cuenta, cuando me convertí en madre:

- Ducha exprés: adiós a la ducha relajante, sin presiones, cantando a voz en grito y dándote con el exfoliante a placer. Las duchas se convierten en un "aprovecho ahora que puedo", y esto es que el bebé duerme o está entretenido sin reclamarte. Aunque sólo sean 2 minutos. Y entonces te metes corriendo debajo de la alcachofa de la ducha, te estás aclarando el champú casi antes de habértelo echado, y lo de la crema suavizante o la mascarilla es un lujo que sólo a veces puedes permitirte. Y entonces te haces fiel amiga del acondicionador sin aclarado, ese que te das un par de flus sobre el pelo mojado antes de secártelo, que no te deja el pelo igual de suave y sedoso pero al menos no te vas con el estropajo en la cabeza.

- Adiós el pelo largo: yo lucía preciosa cabellera cuando me estrené como madre, sobre todo cuando nació la peque, tenía melenaza que recuerdo con nostalgia cuando veo las fotos. El pelo largo es fácil de peinar y manejar porque con una melena puedes hacer lo que quieras. El problema es enjabonar con chambú la cabellera, aclararla bien, ahí no hay cuartel y hay que aplicar mascarilla sí o sí, dejar actuar, aclarar y luego secar. Que en verano aún te lo puedes dejar al aire pero en invierno no conviene salir a la calle con la mata de pelo mojada salvo que quieras morir de un buen enfriamiento. Así que si el tiempo para una ducha es más que limitado, con el pelo largo se suman complicaciones. Tras 9 meses saliendo a la calle que parecía la Bruja Avería por falta de tiempo para poder dedicar a mi bonito pelo, me fui a la peluquería y me hice un cambio de look total: de melenón a corte de pelo favorecedor y, sobre todo, manejable. Estéticamente echaba de menos mi melena, pero en la práctica, estaba encantada de haber reducido mi tiempo de ducha y arreglo.

- Uñas cortas: adiós a la manicura y a las uñas largas, arregladas y perfectas. Ya no por tiempo, sino por miedo a dejar a mi bebé como si lo hubiera atacado una gata en celo. La primera vez que arañé a mi niño sin querer cogí el cortauñas ipsofacto, y desde entonces uñas al ras para evitar el peligro. Con las uñas cortas la manicura no luce igual, por algún motivo que desconozco al llevar las uñas cortas se desactivó en mi el modo "píntate las uñas, mujer". Luego, cuando me fui viendo con algo más de tiempo y me las podía arreglar, esto es, dejarlas un poco más largas del ras y limármelas bien, recuperé la costumbre de pintármelas. Para sentirme un poco más femenina y eso.

- Alhajas no, gracias: ni pendientes, ni collares, ni gargantillas, ni pulseras, ni reloj. Te das cuenta de que con cualquier tontería de estas puedes rozar y hacer daño a tu bebé. Y lo peor, que cuando él va adquiriendo destreza en sus movimientos se convierten en un juguete maravilloso. Alguna vez he estado a punto de perder una oreja por tirón de pendiente, y tengo una gargantilla de oro blanco preciosa que una bebé de 3 meses me rompió de un tirón que le dio. Aún me pregunto de dónde sacó tanta fuerza la jodía, y la gargantilla sigue en el joyero, rota, porque soldar el oro blanco no sale barato.

- Me bajo de los tacones: ya lo había hecho durante el embarazo y, tonta de mi, deseaba parir para volver a ponerme mis centímetros de más. Los primeros meses, imposible ponerme más de un pequeño tacón, y cuando los bebés empiezan a caminar y tú a doblar la espalda para ayudarlos, cuando empiezan a correr y tú detrás de ellos, lo de los tacones es una valentía de narices. Tacones en ocasiones especiales con la suerte de no acabar con los pies reventados por falta de costumbre, y ya si eso cuando sales acompañada de tu señor esposo y él está dispuesto a correr detrás de los críos por tí. Entonces desearás y agradecerás la mínima oportunidad de salir sola para calzarte tus taconazos, aunque solo sea para ir al mercadillo a las 9 de la mañana.

- Vestuario pro-lactancia: "cómo sacarte la teta sin hacer un streptease", sin morirte de frío, o simplemente como vestir decentemente mientras amamantas a tu retoño. Si tenemos en cuenta que la lactancia del mayor fueron 20 meses y la de la pequeña sigue ahí, 31 meses de nada, se puede decir que tengo un master. En primer lugar, ¡odio la ropa de lactancia!. A ver, no es que tenga nada en contra de ella pero a mi no me gusta porque no he encontrado nada de mi estilo, son prendas con cortes muy similares, diseños monótonos y, salvo algunas expeciones, poco favorecedoras. Es la realidad, no he encontrado una prenda de lactancia que diga "oye, mira qué mona es", mucho menos en la que me vea agraciada. Tampoco me ha hecho falta, desde el primer momento he podido vestirme con ropa normal, dar el pecho a mi bebé sin necesidad de enseñar nada, y con el tiempo encontrar mis trucos para mirarme al espejo y decir "mira qué mona va esta mamá lactadora siempre". Te acostumbras a buscar prendas con un buen escote, botones estratégicos, huyes de cuellos altos y cerrados o si te los pones te haces una fiera en combinar camisetas de tirantes bajo los jerseys por si hay que sacar la teta por abajo en vez de por arriba, te haces con miles de fularesy pañuelos varios para disimular mientras no adquieres la destreza suficiente para sacar al teta sin enseñarla.

- Buscando "el momento": el momento para disfrutar de la faceta erótico-festiva del matrimonio. Momento en el que tu bebé no llore, no requiera teta, mimos, abrazos, baño, cambio de pañal. Momento en el que no te vayas cayendo de sueño o sientas que te ha pasado un tren de mercancías por encima. Momento en el que tus hormonas te den un respiro y no te dejen la líbido por el inframundo. Momento en el que intentes sentirte atractiva y el espejo no te devuelva la imagen de una zombie con resaca. Habrá que hacer un esfuercito y poner ganas cuando faltan, dejar los preliminares para otro momento, e intentar disfrutar del "aquí te pillo y aquí te mato", sexo improvisado, que también es muy divertido.

- Dejas de hacer planes con el grupo de amigos: si tienes amigos sinhijos os veréis de vez en cuando para mantener el contacto, pero el hecho de tener un bebé es un handicap, porque no se hacen las mismas cosas con niños que sin ellos. Y eso se nota cuando para algo tan sencillo como tomar un café tienes que buscar un lugar estratégico que te permita en la medida de lo posible sentarte unos minutos y dar sorbos a la taza mientras tu peque se entreteniene, cosa que es bastante complicada. Al final acabas quedando poco porque lo de tomar el café a gusto y charlar distendidamente es casi imposible si vas con niños. Eso sí, el día que los sinhijos se conviertan en papás, tu tendrás a tus churumbeles creciditos y los mirarás con condescencencia, "que os creíais que no os veríais en esta, muahahaha".

Si tienes amigos conhijosserá más sencillo porque compartís una parcela importante de vuestra vida, y de bebés incluso quedaréis más a menudo. Pero a medida que crezcan y haya horarios dictaminados por trabajo, coles, guardes, extraescolares, médicos, visitas familiares... el tetris es más complicado. Por no decir que Murphy siempre estará presente y cuando tu hijo esté bueno el de tu amiga estará malo, y para cuando el suyo esté recuperado será el tuyo el que esté enfermo, y lo mismo pasan meses hasta que podéis encontrar un hueco. C'est la vie.

Si sois de esos que disfrutan de tener una buena pandilla de amigos, se puede disfrutar mucho juntos del primer hijo. Pero si ya entramos en la fase de tener más de un hijo la cosa se complica, o me vas a decir a mi que es fácil quedar para comer en un restaurante 10 adultos con 2 carros o sillitas de paseo cada uno. Lo bueno es que siempre nos quedará el campo para ir de barbacoa, cuando el tiempo lo permita, que hasta para eso Murphy es un poquito puñetero, porque seguro que el día que hace sol hay algún peque malo y cuando todos pueden cae la del pulpo. Qué os voy a contar. Al menos os seguiréos viendo de cumpleaños en cumpleaños, y mirad, si entre todos los amigos tenéis un buen puñado de hijos, será más a menudo de lo que quedabais antes.

- Dejas de contar para los demás: esto se suele dar sobre todo con los amigos sinhijos, o con familiares y amigos conhijos cuyos vástagos ya tienen cierta edad. Dan por hecho que como tienes un bebé ya no puedes hacer vida social ni según qué cosas y de repente te ves fuera de cenas, fiestas, salidas de fin de semana o algún viajecito porque además ni siquiera te han preguntado "por no ponerte en un compromiso" o porque "tu hijo es aún muy pequeño para esto". Y a ti te hubiera gustado que te preguntaran para al menos haber tenido la oportunidad decir NO por ti misma.

Pero da igual, porque una es aventurera, tiene iniciativa propia y no necesita de los demás para entretenerse.Así que cuando vean en tu facebook las fotos de las escapadas y salidas que te pegas con tus nenes y lo bien que os lo pasáis os vendrán con eso de "anda, ¿y cómo que no nos habéis avisado? ¡hubiéramos ido todos juntos!". A buenas horas, mangas verdes.

Y así de radicales pueden ser los cambios cuando una se convierte en madre. Ojo, que no es una verdad verdadera y universal, que aquí cada una cuenta al película como la vive, y en este caso, así la viví yo y así os la cuento. Muchas os sentiréis identificadas y otras ¡ni de coña!. Qué bonita que es la diversidad de experiencias y opiniones, ¿verdad?.

Pero no os preocupeis que no es tan terrible como lo pinto. A todo se hace una, y la normalidad, tarde o temprano, vuelve. 

Aprendes a ver las cosas de manera diferente, aprovechas los pequeños cambios como una renovación, que nunca está de más.

Y lo que es más importante, disfrutas de esas pequeñas cosas a las que antes no dabas importancia. 

Si hacerte la manicura, ir a la peluquería o disfrutar de un momento de lectura antes era normal, ahora será un lujo que disfrutarás con sumo placer e intensidad cuando puedas hacerlo, doy fe. Hasta los encuentros furtivos para tener un momento de love con tu pareja "ahora que el niño no nos ve" os hará sentir como cuando empezábais a conoceros. Y puede ser hasta divertido.

Por eso, no temas a la maternidad ni a sus cambios, hazte a ellos e intenta sacar siempre lo positivo. Que un corte de pelo se convierta en una imagen fresca y renovada. Que un viaje con tu bebé en lugar de con los amigos sea una nueva experiencia por vivir. 

Que no todo en la maternidad son llantos, pañales y tetas. Por muchos cambios que haya, no dejes de ser tú.


Revistas maternales, portabebés y meteduras de pata

$
0
0
Reconozco que durante el embarazo y mis primeros meses como mamá era fiel y ávida lectora de revistas de mamás y bebés. Normal, vas a la matrona y te dan la ficha para rellenar la suscripción gratuíta, vas al ginecólogo privado y te dan la ficha para rellenar la suscripción gratuíta, vas a las clases de preparación al parto y en la mini canastilla de regalo te dan la ficha para rellenar la suscripción gratuíta.

  photo Desktop13_zps48cebc17.jpg

Y es que al principio, cuando todos son dudas y miedos, las lees como si fueran el mismísimo Códice Calixtino. Pero a medida que vas a aprendiendo en esto de la maternidad, y sobre todo si te apartas un poco del lado comercial y te acercas a lo natural - y cuando digo natural me refiero a hacer las cosas como te salen y no como están mandadas, a fiarte de tu instinto y no de las recomendaciones comerciales - te das cuenta de que, por desgracia, gran parte de la información está supeditada a las marcas comerciales, a golpe de talonario.

Y aquí es cuando creo que las diferentes publicaciones entran en un conflicto de intereses. ¿Quieren informar de verdad o simplemente quieren vender los productos de sus anunciantes?.

Hace unos días me sorprendí al ojear el anuario de la Guía del Niño, una publicación a la que hace tiempo era asídua. Y tanto que lo fui, participé en varias ocasiones en su banco de pruebas y mi hijo salión en varias publicaciones. Ya sabéis, la ilusión de ver a tu bebé en las revistas, a mi también me atacó.

Conste que no la leí por voluntad propia porque ya no leo estas revistas. Pero me chivaron que había una metedura de pata de órdago y cogí el ejemplar que viene este mes en la Cajita Nonabox. Y, efectivamente, me quedé ojiplática.




Creo que la foto lo dice todo. Vuelta a lo natural pero te enseño las mejores colgonas del mercado. Ole ahí. Entiéndase por "colgona", en adelante, mochila no ergonómica donde el bebé va colgado en lugar de sentado. En realidad el concepto es mucho más amplio pero podemos partir por definirlo así.

Lo que en la portada anuncian como "Crianza Natural, vuelta a la tradicion" no es más que un titular que no se desarrolla como tal en el artículo. Al menos no en la parte en la que se refiere al porteo y los portabebés.

Natural y colgonas no casan en una misma afirmación. Y más cuando la imagen de lo natural es un bebé en brazos de su madre, envuelto en un fular.

Leo un artículo buenísimo sobre los beneficio del contacto piel con piel, la lactancia materna, el colecho, el porteo, como algo normal al margen de prejuicios y mitos desfasados, y de repente te presentan como ideales estos portabebés que más bien son potros de tortura.

Esto es como un coitus imterruptus: te creas unas expectativas, empiezas muy bien, te calientas, te emocionas y cuando llega lo bueno... se va todo al carajo. Y es que no se puede hablar del porteo y sus beneficios y relacionarlo con los portabebés NO ergonómicos.

Porque es la realidad, una mochila colgona no favorece el vínculo, no proporciona una postura sana y respetuosa para el bebé, no es lo mismo llevar a un bebé en un fular que en una mochila colgona.

¿Por qué no es lo mismo un portabebés ergonómico que una mochila colgona?

Porque en un portabebés ergonómico el bebé va bien pegadito a su madre y a una altura que permite que ésta lo bese sin dificultades, no hay separación entre el bebé y su mamá. En una colgona el bebé va separado del cuerpo de su madre y su cabeza está tan alejada que para besarlo tiene que levantarlo o realizar un esfuerzo que suele ser bastante incómodo. Alejado del cuerpo se pierde el contacto visual, el contacto físico no es tan directo, el bebé no podrá reposar la cabeza sobre el pecho de su madre con comodidad. Es una obviedad.

 photo Posiciones-mochila-portabebeacute-X-Music-de-Bebemon-_zps9f68ba84.jpg
Posición del bebé en una mochila NO ergonómica


Porque un portabebés ergonómico se adapta perfectamente a la fisionomía del bebé, respeta su posición fisiológica natural y favorece su correcto desarrollo. En una colgona es el bebé el que debe encajar en la mochila, la postura adoptada es colgado sobre sus genitales, enderezando su columna y tensando sus piernas, que no solo es incómodo sino perjudicial porque le obliga a forzar su postura natural y puede intereferir en el correcto desarrollo de su columna y cadera.

 photo mochila_emeibaby_evolucion_desarrollo_bebe_zpsd22123e7.jpg
Aquí podemos ver cómo un portabebés ergonómico (Mochila Emeibaby Carrier) se adapta al bebé y a su desarrollo


Porque cualquier beneficio que se prodigue sobre el porteo es imposible que se de en una mochila colgona.

Y eso si solo hablamos del portabebés con respecto al bebé, ya que con respecto al porteador también hay diferencias más que reseñables, como bien se explica en esta entrada sobre portabebés ergonómicos.

Si hablamos de "vuelta a la tradición", en el porteo no hay nada más alejado de la tradición que una mochila colgona. Tradicional es un paño africano, un mei tai, una bandolera, un rebozo; trapos que se llevan usando desde el que el hombre es hombre y desde que la mujer es madre para llevar al bebé en brazos de manera que se puedan atender otras tareas, como la vida nómada o trabajar en el campo para procurar alimento a la familia. Tradiciones que hoy en día se han recuperado en un intento de hacer compatibles otras tareas con la crianza del bebé de una manera cómoda y segura para ambos, y que vemos materializada en inmensa variedad de tipos de portabebés ergonómicos.

Esto es tradición

 photo trabajocole_zps70225ac8.jpg

Fotos encontradas en Google

 photo Collages4_zps897b737e.jpg

 Esto es a vuelta a la tradición

 photo portabebes_varios_zpsb35d9e6a.jpg


Y así es como servidora lo ha aplicado a su día a día desde hace 5 años...

 photo porteo-collage-2_zpsfdb8541c.jpg

No hablo como instructora de porteo y ni como propietaria de una tienda de portabebés ergonómicos. Lo digo como una madre que cometió el error de seguir los consejos de una guía de puericultura, confiar en una marca comercial, comprar una mochila que se vendía como "la mejor del mercado" y que llegado su momento de uso aquello no era ni de lejos lo que prometía.

Inseguridad, miedo, incomodidad. Son las tres palabras que definen mi experiencia en el uso de una mochila portabebéscomercial. Yo sabía lo que quería, llevar a mi bebé en brazos y que para ambos fuera una experiencia bonita. Sin embargo lo que viví fue una tremenda decepción, porque aquello que me vendía como "lo mejor" era un producto difícil de usar, incómodo para mi porque me perjudicaba las cervicales y mi bebé parecía un muñeco desmadejado, tanto que si yo no reforzaba la mochila con mis brazos mi bebé no se sostenía en ella, e inlcuso podía llegar a caerse con relativa facilidad.

Por suerte una persiste en sus intenciones, y aunque aquella mochila horrorosa me desanimó mucho, tanto que llegué a pensar que todo era igual, no cejé en mi empeño y, pese a sentirme una completa inútil en el manejo de tela y nudos, me animé a hacerme con un mei tai al parecerme más sencillo en su uso que un fular. Tras la decepción de la mochila no estaba preparada para otra decepción más, y el miedo a no saber anudar tantos metros de tela me hizo decantarme por un portabebés ergonómico más sencillo.

No me equivoqué. Aquello abrió la puerta a una nueva experiencia y... qué os voy a contar. Quienes me conocéis o me seguís desde los inicios del blog sabéis cuánto ha supuesto el porteo en mi vida y en la crianza de mis hijos.

Yo no encontré información sobre el porteo y los portabebés ergonómicos en revistas especializadas ni en tiendas de puericultura. La encontré en foros de mamás, en lugares donde unas y otras contamos nuestras experiencias, nuestra práctica, donde nos sentimos en confianza y sabemos que lo que una recomienda lo hace de verdad, porque lo ha experimentado en sus carnes.

Me he leído el artículo completo y, ciertamente, me gusta. Excepto el punto en el denomina al porteo, el colecho y la lactancia materna como "las tendencias más vanguardistas en la maternidad". Me chirría. No son tendencias, no es vanguardia, no es una moda aunque muchos se empeñen en verlo así. Esto daría para mucho pero no es tema de esta entrada.

Me gusta el artículo, que además cuenta con la colaboración de Míriam Tirado, pero van y la cagan soberanamente con la columna lateral llenita de mochilas colgonas. Esto es una incongruencia que clama al cielo. De hecho, en ningún momento se habla de portabebés ergonómicos, ni de fulares, bandoleras, mochilas o mei tais sino de "mochilas" o "pañuelos", términos muy genéricos, lo que muestra una clara desinformación al respecto.

Desinformación o no información a propósito, quiero pensar. Porque evidentemente no puede hablar de portabebés ergonómicos y recomendar como las mejores mochilas las mochilas más colgonas. Así que apuesto a que está hecho a conciencia, a que no se quieren coger los dedos hablando de portabebés ergonómicos para recomendar mochilas que no lo son, ni de lejos.

¿Y por qué no se nombran marcas o modelos de portabebés ergonómicos?. Creo que es bien sencillo: porque no hay grandes marcas detrás con un presupuesto para publicidad tan potente. Auque estoy segura de que hay marcas como Ergobaby que sí se lo pueden permitir (y si no que se lo digan a la cantidad de famosos que usan sus mochilas). Pero la realidad es que la gran mayoría de marcas que confeccionan portabebés ergonómicos, por no decir casi todas, son pequeñas empresas, artesanas y eminentemente familiares, que trabajan en condiciones de comercio justo y no tienen la capacidad de prodigarse en este tipo de medios para hacerse publicidad.

Está claro, no van a hablar de marcas que no pasan por antes por caja. Esto es así, la información está muy bien, pero la revista vive de lo que las marcas pagan por hacerse publicidad en sus páginas. Las marcas mandan. Y el resultado es este, recomendaciones que se basan en lo que la marca quiere vender, no en lo realmente más recomendable.

Por eso es que no cejo en mi empeño de darles un tirón de orejas en esta ocasión, por la responsabilidad que como medio de comunicación tienen de ofrecer información veraz. Porque hay muchas fuentes de referencia para hablar de porteo, internacionales y en nuestro país, a las que pueden acudir y recabar la información necesaria para ofrecer un artículo completo y veraz.

En la web del International Hip Dysplasia Institute tiene un apartado específico sobre portabebés y otros asientos para niños en los que explican con total claridad la diferencia que supone para el correcto desarrollo de la espalda y cadera del bebé el uso de portabebés ergonómicos y de mochilas que no lo son, y la importancia de usar un portabebés adecuado en la prevención de la displasia de caderas.



Aquí en España pueden hablar con Red Canguro, la asociación por el fomento del uso de portabebés, que lleva años haciendo una excelente labor en la difusión de los beneficios del porteo y los portabebés ergonómicos.

En Septiembre del 2013 el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid emitía una nota de prensaen la que promueven el uso de portabebés ergonómicos, entre otras recomendaciones, y que ilustran magníficamente con un corto animado.



Cada vez son más las instituciones médicas y científicas que avalan los beneficios del contacto directo con el bebé y la importancia de llevar a los bebés en brazos de una manera cómoda, segura y respetuosa para su correcto desarrollo. Y los fabricantes que incluyen en su linea de productos los portabebés deberían ir también en esta linea, no solo vendrían portabebés adecuados sino que seguro que venderían más.

Como asesora de porteo recibo a diario muchas consultas sobre este tema, y una de las preguntas que más me hacen es "¿Por qué no hablan de los portabebés ergonómicos en las revistas". Así que cuando veo un titular así me ilusiono, pienso que por fin las publicaciones especializadas en la maternidad y los bebés van a tratar el tema, pero al leerla veo que sí, que hablan del tema, pero al final es más de lo mismo: no se ve un portabebés ergonómico ni por asomo.

Y cuando una mamá o un papá vaya a la tienda de puericultura a por uno, comprará la colgona que ha visto en el reportaje de la revista tal que hablaba sobre porteo natural, convencida de que está comprando un portabebés ergonómico.

Así que no se si será mucho pedir a las revistas que, a la hora de ofrecer información, miren más allá de la publicidad, para ofrecer información real y merecerse el título de publicación fiable.

Y a las mamás y papás, está genial que leáis estas revistas porque es una manera más de informarse, conocer diferentes productos, comparar... Pero no os quedéis solo con lo que leéis. Investigad, preguntad, contrastad la información, probad... La información está ahí, al alcance de todos, así compraréis o tomaréis decisiones con mayor conocimiento y conciencia.

No es una garantía de éxito ni de acierto pero al menos no habréis comprado lo primero que os han querido vender.

Si queréis portear a vuestro bebé y que sea una experiencia satisfactoria, no busquéis un portabebés, buscad un portabebés ergonómico, y que sea el que mejor se adapte a vuestras necesidades y preferencias. Aunque no salga en las revistas.


Recordando mi parto: el expulsivo o la destrucción del Anillo Único

$
0
0

Os preguntareis qué tendra que ver parir con el mundo de El Señor de los anillos. Mucho, por sorprendente que os parezca.

Hace dos meses Desmadreando nos contaba con su peculiar estilo uno de los aspectos menos románticos del embarazo en este post con el que, además reirme hasta el infinito, me sentí muy identificada. Y le prometí que le daría mi visión del parto como si de Frodo me tratara.

Hoy la Señora Desmadres está en proceso de conocer a su Fetín, así que qué mejor momento. Ojalá el parto sea rapidito y no te de tiempo a leerlo, pero si lo lees antes de que tu bebote asome la cabeza, seguro que te acordarás de mi en este momento. ¡¡¡Suerte, reina!!!.

Pues ahí voy. Como sabéis, mi parto, bueno, mis partos, fueron estupendos, maravillosos, y tengo un gran recuerdo de ellos. Pero las cosas como son. Duele de cojones, y más cuando pares "a pelo", sin epidural ni ná. En el primer parto la pedí a gritos y progresó tan rápido que no hubo tiempo. En el segundo, sabiendo que se pude parir sin ella, no me quise arriesgar.

Pero vamos a hablar del primero, ese que te coje por sorpresa sin saber a lo que vas.

Cuando os contaba mi parto no mencioné algo que sentí en el momento de salir mi bebé. Supongo que porque fue una paranoia tan grande que, o bien la olvidé al momento de trasladarlo a las letras escritas, o bien porque me quedé con el lado romántico.

El caso es que tuve mi momento friki, que no compartí con nadie, por supuesto. Os cuento. Yo llevaba dos días con contracciones dolorosas, el dolor se reflejaba al riñón y el hecho de que el paracetamol que me tomaba no me hiciera efecto me dejó claro que el parto estaba cerca. Me fui al hospital porque tenía contracciones bastante seguidas y muy dolorosas, me ingresaron por el dolor que tenía pese a no estar de parto (tenía el cuello del útero intacto y ni un cm dilatado) y me pusieron un calmante para aliviar el dolor (mentira cochina, me dolía igual pero la dolantina me dejó lela y no respondía de mi cuerpo).

El tiempo que estuve en la habitación, de madrugada, fue horroroso. Contracciones con dolor al riñón que casi no me dejaban respirar, la dolantina había anulado mi cuerpo, a veces decía que no podía y otras simplemente cerraba los ojos y apretaban los dientes. Cuando me volvía algo de lucidez, pedía la epidural, en vano porque sin dilatar no había pinchazo.

El matrono que acudió en mi llamada por segunda vez me ayudó sin querer a romper aguas, ya que al tener que moverme y subirme a la camilla, el esfuerzo me hizo romper la bolsa. Y, sin saberlo, el parto se aceleró, tanto que en el transcurso de volver a mi cama, llevarme a dilatación y ponerme la vía para la epidural, dilaté hasta los 7cm. No había pasado más de media hora desde que había roto aguas, no había tiempo para la epidural. Me tocaba pasar todo aquello el dolor.

Como ya estaba en dilatación completa llegó el momento de pujar, que lo hice sentada en el wc por consejo del matrono que entró en el cambio de turno. Recuerdo que solo hacía dos cosas, pujar y descansar con la cabeza sobre el porta-rollos del cuarto de baño, entre contracción y contracción. Fueron pocas y muy dolorosas. Recuerdo que vino el matrono, se agachó, me cogió las manos y me dijo "Alejandra, ¿Qué es lo que quieres?" con un tono suave y muy cariñoso. Y yo, como si fuera el peor de los orcos le respondí en un susurro amenazante, porque no tenía ganas ni de gritar, "que me lo saques de una puta vez". Me decía que ya quedaba menos.

Y tanto, pasaron minutos, no se cuántos porque si algo es verídico es que cuando pares pierdes la noción del tiempo, cuando mi niño coronó. Mi marido se fue corriendo a avisar al matrono, sin decirme nada para no preocuparme, como si yo no me diera cuenta de qué estaba pasando. Pero vaya que si sentía la cabeza de mi niño estirándome la piel del periné a tope, lo sentía arder, era como si fuera a cagar el melón más grande del mundo y lo tuviera ahí atascado. ¿Poco romántico, verdad?. En ese momento lo sentí así.

Llegó el matrono, fue a meter los dedos y topó con el cabezon. ¡Ostiaaaaa, ostiaaaaa, vámonooooooooos! fueron las palabras qu recuerdo. Me levantaron entre ambos, me dejaron sobre la cama de dilatación y me dio las últimas indicaciones. ¡¡¡¡Empuja, empuja, no empujes, no empujes, ahoraaaaaa, yaaaaaa!!!!. Más o menos.

El expulsivo fue muy rápido, tanto que es donde menos dolor recuerdo. Cierto que parece que se te va a romper el chisme, pero nada comparado con las contracciones que había pasado hasta el momento. En dos empujones mi niño estaba fuera, llorando, y yo, aliviada.

Ahí va mi momento friki. Sí, recién salió mi niño dejó de dolerme todo, el dolor desapareció, ni la espalda, ni los riñones, ni el chisme, la sensación de alivio fue brutal. Tanto que en ese momento visualicé la imagen de Frodo cuando, tras tirar el Anillo al fuego de los Montes del Destino y éste se funde, se le queda una cara la mar de a gustico mientras dice "ya se ha ido...", como si después de una semana estreñido hubiera cagado un melón enorme.

Sí, fue salir mi bebé y sentirme como Frodo, aliviada, a gustico, en un momento se había ido todo el dolor, ¡no me lo podía creer! Y mientras limpiaban a mi bebé tras un momento de caos por lo acelerado que había sido todo, yo estaba allí, como en trance, espatarrada, aliviada, maravillada al no sentir nada de dolor, pensando en que ahora sabía cómo se había sentido Frodo al tirar el puto anillo al fuego. Manda narices.

Ya luego recuperé la cordura y demandé a mi bebé, al que estaban limpiando aún entre mis piernas. Pero ese primer minuto tras el expulsivo fue lo más surrealista de mi vida. Menos mal que fue una paranoia mental, no quiero pensar cómo me hubiesen mirado el matrono y las enfermeras si me vieran delirando con Frodo y su anillo.

Cuando alguien me pregunta qué se siente cuando sale el bebé y no puedo evitarlo, "¿tú has visto El Retorno del Rey, cuando Frodo tira el anillo, lo agusto que se queda? pues así", os podéis imaginar las caras que ponen al escucharlo. Aún yo, casi 6 años después, cuando lo recuerdo no puedo más que descojonarme de la risa.

Así que aún hoy visualizo mi expulsivo tal cual Frodo al borde del precipicio, poseída por el dolor que me transtornaba la personalidad, convertida en casi monstruo, en un quiero pero no quiero, me duele pero es mi tesoro, quiero que salga ya pero no quiero que salga que duele mucho, con mi marido a mi lado como un infatigable Sam dándome ánimos "venga, que tú puedes", hasta que al final sale, se va el dolor, me quedo aliviado y vuelvo a ser yo.

Lo realmente milagroso es que, a pesar de todo el dolor, se olvida. Hay un milagrito en forma de bebé que hace se te olvide sin darte cuenta. Además, no es igual parir con dolor y un entorno poco amigable que parir con dolor en intimidad, con un respeto total hacia tu momento, que te ayuden y te acompañen.

Parir duele, vamos que si duele. Pero no miento si digo que es un dolor que vale la pena porque el resultado es lo mejor que te puede pasar en la vida. Y pese a todo, es un dolor que volvería a pasar con gusto. Y es un dolor del que, aunque no lo parezca, hasta se puede guardar un grato recuerdo. Eso, o que aquí servidora es un poco masoca.

Por una vida digna tras la mastectomía #nosinmiteta

$
0
0
 photo nosinmiteta_zps6bc42f17.jpg

Escribo esto con el corazón encogido y el pecho apretado de angustia. Lo hago tras hablar a diario con Paris, tras leer la experiencia de la madre de la Parrulina. Ambas son blogueras y amigas, de esas a las que he tenido oportunidad de conocer en persona y pegarles un buen achuhón.

Desde este blog siempre he apoyado la lucha contra el cáncer. Y eso es más que poner una insignia en la barra lateral y solidarizarse con la causa. Quienes hemos convivido de cerca con el cáncer sabemos lo dura y difícil que es la batalla, quienes hemos visto morir a un ser querido vencido por esta enfermedad, lo sabemos bien.

Hace años, mientras yo narraba mi segundo embarazo, tenía una fiel seguidora que narraba en su blog una experiencia muy diferente a un embarazo: su lucha contra el cáncer. Desgraciadamente perdió la batalla, pero nos dio a todos la que la conocimos, y a quienes tuvieron la oportunidad de leerla, una lección de realidad y de vida aplastante: luchó hasta el final optimista, valiente, sin perder la esperanza, sin perder la sonrisa, sin perder las ganas de vivir. Rosana, que en paz descanse y de la que no me olvido, me dio una lección que nunca olvidaré.

Como la que me está dando Paris. Porque mientras está recuperándose de la última quimioterapia nos manda videos con canciones molonas para subir el ánimo, ¡en vez de animarla nosotras a ella es ella la que acaba animándonos a nosotras!.

Paris está librando una complicada batalla. Con fuerza, con valor y con mucho optimismo. Se ha colocado la sonrisa en cada sesión de quimioterapia que le han dado. Sabemos que es así porque no duda en compartir tan duros momentos con quienes la seguimos en Una sonrisa para Paris. Y es que cuando todos ponen de su parte, parece que es más llevadero.

Pero de repente van y le dicen que tras la quimio habrá que operarla, extirpar el tumor y con ello el pecho, parte o completamente, según lo que se encuentren. Piensa que es algo superable gracias a la posterior reconstrucción mamaria y ahí es cuando le cae el jarro de agua fría: no habrá reconstrucción mamaria, no al menos inmediatamente, para ello hay una larga lista de espera que puede llegar a los 8 años. Ella misma nos lo cuenta indignada en el post que inicia esta reivindicación.

Así, la lucha se hace más dura, más cuesta arriba, porque no solo tienes que vencer la enfermedad, sabes que tras los tratamientos y las operaciones te toca enfrentarte al trauma de ver seccionada una parte de tu cuerpo. El pecho. Una cicatriz que físicamente puede que no duela, pero psicológicamente, destroza. Algo tan simple como que vestirse cada mañana, mirarse al espejo, se convierte en una tortura.

A mi abuela le practicaron una colostomía a consecuencia de un cáncer de colon. Si no sabeis lo que es, os lo cuento, aunque es de todo menos agradable. Consiste en unir el colon con el abdomen para facilitar la salida de exterior de las heces. O sea, te hacen una tripa artificial que sale al abdomen, de tal manera que te encuentras con un agujero en plena barriga, con una bolsa que recoge las heces.

Mi abuela era una mujer fuerte, luchadora, muy vital y optimista. Superó el cáncer, pero esa bolsa en su abdomen la hundió por completo. Ciega de nacimiento, nunca fue dependiente de nadie, nunca necesitó un bastón o lazarillo para caminar, ella todas las mañanas cogía su ropa en el armario, se vestía, se aseaba, se hacía el desayuno y se iba a trabajar. Caminaba sola por la calle y jamás se tropezó con nada. Pero esa colostomía la volvió miedosa y dependiente.

Además no había posibilidad de que fuera reversible, es decir, de volver a recuperar su intenstino tras la curación del cáncer, ya que fue extirpado completamente. Mi abuela acabó con las dos nalgas unidas con una sutura desde el coxis hasta el periné y con un ano artificial en medio de la barriga. No controlaba esfínteres y el hecho de que la expulsión de gases y por ende de que hicieran ruido, en público, le hacía temer hasta a salir de casa. Superó la enfermedad pero le quedó un trauma del que nunca se recuperó. Nunca había visto llorar a mi abuela hasta entonces.

Es el ejemplo más cercano que tengo sobre cuánto daño puede hacer una cicatriz, el trauma post intervención quirúrgica en un tratamiento contra el cáncer.

No basta con tratar y curar la enfermedad, hay que hacer todo lo posible por que el cuerpo vuelva a ser en la medida de lo posible lo que era antes de la enfermedad, y debe ser parte del tratamiento. No se trata de un capricho. No debe ser un lujo solo al alcance de quien se lo pueda permitir. Una cicatriz que te sesga el pecho no ayuda a una mujer a recuperarse de la parte psicológica de la enfermedad. La Seguridad Social debe velar por la completa recuperación del paciente, hasta el final y en todos sus aspectos.

Y luchar para que esto sea así es algo que nos corresponde a todos. Sí, porque somos hijas, nietas, hermanas, esposas, madres... y porque los hombres tiene madre, hermanas, esposas, hijas... Y no queremos ver sufrir a nuestros seres queridos.

Pero ojo, que el cáncer no es eso que le pasa a una amiga, al vecino, a la madre de fulanito. NO.
No es eso de lo que hablamos con condescendencia, con lástima, cuando nos enteramos de alguien que lo sufre, no es algo que le pasa a los demás pero no a nosotros.

El cáncer es esa lotería que, sin comprar boletos, nos puede tocar a cualquiera. Todos estamos en el bombo.

Hoy es Paris, la vecina del sexto, la compañera de trabajo...
Mañana puedes ser tú. 
O Yo.

Puedes unirte a la reivindicación de muchas maneras:
- Si eres bloguer@, publicando un post al respecto en tu blog y uniéndote al carnaval de blogs.
- En Twitter, lanzando tu reivindicación con el hastag #nosinmiteta.
- Firma la petición para que este derecho sea regulado por ley.

Gracias a Orquidea Dichosa por el cartel

Un poco de música: "Pa ti no estoy"

$
0
0
Hoy me ha dado por tararear una canción que hace tiempo que no escuchaba. Qué leches tararear, cantar a voz en grito, haciendo que toco la guitarra y payasadas del estilo.

Descubrí este tema años ha, cuando comencé mi andanza orquestera. Era uno de los temas del repertorio y cuánto he disfrutando cantándolo, con ese toque rockero. Pura diversión y desahogo.

No se por qué se me ha venido a la cabeza, pero hoy no me lo quito.

¿Y por qué me gusta?

Porque es de esos temas que te levantan el ánimo esos días de bajón, y una excelente terapia si el bajón viene por una decepción personal. No, ahora mismo -afortunadamente- no me hallo en el caso pero, ¿Quién no se ha sentido alguna vez decepcionada, engañada, traicionada? Una pareja, una amistad, un familiar puñetero...

La vida nos pone en el camino a personas que pueden pasar de ser importantísimas a ser un doloroso recuerdo. Alguien a quien le das todo para recibir a cambio una patada en el culo. Duele, pero de todo se aprende, ¿verdad?.

Pues para todas esas personas que alguna vez os han hecho la puñeta, dedicadles, dedicaos este tema, de verdad. No hay mejor terapia que seguir con tu vida y sentarte a esperar, la vida al final pone a cada uno en su lugar. No vale la pena desear mal a nadie, mejor desear "que todo te vaya bonito", con la cabeza bien alta y la conciencia tranquila.

Y si no, seguro que al menos esta melodía os levanta el ánimo. Doy fe.


Micropapis 30M, la cadena de consejos de padres para padres en Micrópolix, ¿Te apuntas?

$
0
0
Hace unos meses tuvimos la oportunidad de visitar y conocer Micropolix, esa ciudad solo por y para los niños, como os contaba en esta entrada. Fue una experiencia super divertida y nos quedamos con ganas de más, ya que en una tarde no nos dio tiempo a realizar todas las actividades posibles.

Tenía claro que volveríamos pero no que lo haríamos tan pronto. ¿Adivináis quién está dando palmas con las orejas?. Tengo a un terremoto de 5 años y medio emocionado porque va a sacar rendimiento a sus Eurix acumulados.

Micropolix organiza el 30 de marzo Micropapis, que se trata de una nueva edición de la Escuela de padres 2.0, con talleres y actividades para toda la familia y con la novedad de intentar batir un record, realizanzo la guirnalda de consejos de padres para padres más larga del mundo.
El récord actual está en 4.434 metros y la idea es lograr los cinco kilómetros y colgarla antes de finalizar el evento.

Y pensaréis... ¿Qué hace una de Huelva y su familia en un evento así en la capital?. Pues servidora estará presente impartiendo un taller de porteo en nombre de Brazos y Abrazos para todos los papás y mamás que estéis interesados en este maravilloso mundo. Se hará en dos pases en horarios diferentes, para que sea compatible con la realización de otras actividades o talleres.

Cada pase será de una hora de duración y os hablaré de la manera más completa y precisa de los beneficios del porteo, qué es un portabebés ergonómico, los diferentes tipos de portabebés ergonómicosque existen, con sus principales nudos o colocación y formas de uso.

Así que me encantaría veros allí, reencontarme con amigas blogueras, poner caras a l@s desconocid@s y que pasemos un ratito de lo más divertido con nuestros peques.

Para que tengáis toda la información del evento, aquí os dejo el flyer con todas las actividades programadas. Y muy importante, ¡las plazas son limitadas!.


Muchas gracias a Madresfera que colabora en la organización, por contar conmigo para una actividad tan bonita. ¡Nos vemos en Micropolix!


Libros con pictogramas para iniciar a los niños en la lectura

$
0
0
Raro es el día que no se celebre algo. El 2 de abril se dedica a dos cuestiones importantes, seguramente una más que la otra, pero no quiero restarles protagonismo a ninguna.

La primera, hoy es el Día Mundial del Autismo. Iba a dedicar una entrada pero no diría nada diferente a lo que decía el año pasado, así que os invito a leerme aquí.





También es el Día Mundial del libro infantil. Qué buen y bonito hábito el de la lectura, y qué positivo es fomentarla desde edades tempranas. Además, pocos niños hay que se resistan a la lectura de un cuento, y puede convertirse en uno de los momentos más esperados del día, y uno de los recuerdos más bonitos de su infancia.

Nosotros hemos intentado inculcar este hábito desde bien pronto. Y no nos ha costado nada, tenemos dos niños a los que les encantan los libros y para los que cualquier momento es bueno para leer, o que se los leamos. 

Iván va ya muy avanzado en lectura y lee solo, pero le gusta que lo acompañemos y leamos juntos, nos alternamos los párrafos y al final hablamos de lo que hemos leído.

También le lee los cuentos a su hermana, así que mira, trabajo que me ahorra jajaja. Y me encanta verlos juntos, con el libro sobre sus rodillas, él leyendo y ella escuchando atentamente. Es una imagen preciosa, muy tierna, me encanta la conexión que hay entre ellos. 

Y Antía, que obviamente aún no lee, viene con su libro en mano y me dice "Mamá, a lee a cuento", y nos sentamos a leer juntas. No se cansa, es de las que cuando acabas uno te mira y dice "Mamá, otoooooo". 

Aprovechamos cualquier ocasión para comprar libros, ya sea por Círculo de lectores, o porque estamos de compras en cualquier supermercado o centro comercial, no podemos evitar parar en la sección de libros, donde siempre hay alguna oferta.

Así fue como descubrimos una tarde en Carrefour una colección de cuentos con pictogramas que nos encantó. La colección se llama "Veo y Leo" y es de la editorial Susaeta y fue un regalo, 3€ cada cuento, nos llevamos nada menos que cuatro.



Supongo que sabréis lo que es la lectura con pictogramas, pero aún así explico. Nada más abrir la tapa dura nos encontramos con el glosario de imágenes y términos. Luego, una vez que comienza la lectura, algunas palabras son sustituídas por la correspondiente imagen del glosario.

La mecánica es primero ver las imágenes y leer su nombre, de tal manera que el peque la identifique correctamente. Así, a medida que vamos leyendo el cuento y nos encontramos que una imagen sustituye a una palabra, el peque asocie la imagen a su nombre y así la integramos en la lectura. 

Potencia la memoria fotográfica, fomentamos que relacione conceptos, favorece la compresión lectora, estimula la memoria, y para un niño que no lee es muy motivador porque gracias a las imágenes se sienten capaces de leer al menos una parte del cuento. 

También ayuda a adquirir vocabulario, y si además, en lugar de identificar siempre una imagen con una misma palabra usamos sinónimos, fomentamos la ampliación de su vocabulario básico, enseñándole que una misma cosa puede llamarse de manera diferente.

Estos libros han sido todo un éxito. Nos hemos divertido mucho con ellos, han motivado mucho a Iván a leer por sí solo, al menos una pequeña parte del texto, y nos ha ayudado a comprobar la memoria que tiene, porque le bastaba una lectura del glosario para identificar sin problema cada una de las imágenes en el texto.

Así que no dudamos hacernos con más libros de esta colección, con la temática de cuentos populares. Ahora los estamos empezando a disfrutar con la peque, a la que también le gustan mucho, por lo que han sido una gran inversión, pese a que algunos han sufrido más de la cuenta y están algo estropeados.

Y a pesar de que Iván ya lee perfectamente es un sistema al que no dejamos de renunciar. En su últim cumpleaños le regalaron varios libros, y entre ellos éste con pictogramas de El Quijote, una oportunidad estupenda de conocer los clásicos de la literatura española y universal y los grandes personajes de la historia.





¿Qué os parece este método?, ¿lo usáis para introducir a vuestros hijos en el hábito de la lectura?.

La importancia de la seguridad infantil en el coche

$
0
0
"La silla que cuida", campaña oficial de la DGT

Que los niños han de ir seguros en el coche, es algo que sabemos de más. Por ende, es normal que el modo en que nuestros hijos van en el coche sea una de nuestras principales preocupaciones como padres.

Como he contado en varias ocasiones, soy muy exigente en lo que se refiere a mis hijos. ¿Qué madre/padre no lo es?. Cuando tengo que comprar algún producto para ellos no voy a lo primero que encuentro sino que me informo bien al respecto, busco opciones, comparo precios, y me decanto por la solución que más se acerca a mis necesidades o expectativas. Al menos en aquello que considero importante. Y la silla del coche, lo es, y mucho.

Así como por ejemplo, cuando fuimos a comprar el cochecito para Iván, buscaba algo práctico, funcional y ligero sin importarme el diseño, es decir, no iba buscando marca o modelo sino algo asequible y que cumpliera mis necesidades, cuando fuimos a comprar su primera silla para el coche -tras el Grupo 0- lo tuvimos claro: no nos importaba el precio, lo que queríamos era seguridad.

La vida de mis hijos no tiene precio. El mayor índice de muertes infantiles se producen en accidentes de tráfico, y nosotros estamos disupuestos a poner todos los medios posibles, sin escatimar en gastos.

El sábado pasado tuve la oportunidad de acudir a una charla sobre seguridad infantil en el automóvil a cargo de Klippan. A pesar de que mis hijos ya tienen cada uno su silla correspondiente, creo que nunca está de más informarse, y esta era una ocasión ideal.

Porque parece que estamos informados pero, ¿realmente sabemos de este tema?.

¿Sabemos qué exige la legislación en cuanto a los niños que viajan en coche?
¿Sabemos en qué consiste la homologación de los sistemas de retención infantil?
¿Sabemos cuál es la verdadera función de la silla de coche?
¿Sabemos cómo reacciona el cuerpo de un niño ante un impacto cuando va correctamente sentado en su silla?
¿Sabemos cuáles son las consecuencias de no usar una silla adecuada, de instalarla mal, de no ajustar correctamente el arnés, de no utilizarla correctamente?.

Hay muchos padres que se conforman con ir a la tienda y elegir la que más le gusta. Y si es barata, mejor. Total, si está homologada, mala no debe ser. Para mi esto es un error y un acto de irresponsabilidad.

Hay muchos padres que antes de ir a comprar una silla deciden informarse a fondo. Consultar foros especializados, ver las recomendaciones de organismos de referencia, analizar las comparativas entre las diferentes marcas y modelos de sillas del mercado, ver los duros videos de crash test para hacerse una idea de lo que supone realmente un impacto en el vehículo para un niño.

Yo me incluyo en el segundo grupo. Una de las cosas que he aprendido en la maternidad y en la vida que no siempre lo que te recomiendan o venden como lo mejor, lo es realmente. Y merece la pena realizar un pequeño trabajo de investigación, no solo para encontrar el mejor precio, sino para conocer bien el producto y saber qué criterios debemos exigir. Y esto lo hago extensible a las compras en general, al menos aquellas en las que debemos invertir dinero y esperemos durabilidad y, sobre todo, calidad.

En mi caso creo que es de-formación profesional, tantos años trabajando en comercio, ya sabe una a qué se atiene.

Pues aquí servidora, que se creía que lo sabía casi todo, o que estaba muy bien informada, reconoce que no es así. Hasta ahora estaba completamente segura de haber hecho la elección correcta con las sillas de coche de mis hijos. Ahora no lo tengo tan claro. 

Gracias a la charla aprendí muchísimo sobre seguridad - seguridad, no retención, que son conceptos totalmente diferentes- , resolví muchísimas dudas y me vine con un montón de recomendaciones y consejos muy útiles y necesarios. No os voy a decir qué silla es la mejor, cuál debéis comprar, pero sí aquello que me he apuntado como muy muy importante, aquello que yo no sabía y que gracias a esta charla aprendí.

A contramarcha hasta los 4 años. Sin duda, es la garantía de máxima seguridad del niño en el coche y reduce la mortalidad infantil en accidente de tráfico. Todavía nos hace falta tomar conciencia de ello y acostumbrarnos, pero es cuestión de tiempo. Que se aburran, que no vean, son males menores comparados con salvar su vida. Las piernas les caben perfectamente, tienen una pelvis muy flexible, de hecho es normal que un niño vaya sentado en la silla en posición indio y no con las piernas estiradas. Si tiene que vomitar, lo va a hacer vaya en la posición que vaya porque el mareo no depende del sentido de la marcha. Y si nos preocupa no verlos mientras conducimos, colocamos un espejo en el asiento trasero frente al retrovisor, y arreglado. Problemas menores con fácil solución.

El mejor asiento, el central trasero. Siempre que el coche lo permita, porque en la gran mayoría de vehículos el asiento del medio no es un asiento completo y dificulta la instalación segura de la silla. Pero en coches cuyos asientos traseros sean iguales, como el nuestro, el lugar más seguro para viajar un niño es el asiento del medio. Aunque no tenga isofix. Es el que más alejado está de las zonas de impacto en caso de accidente.

El asiento del copiloto es el más inseguro. No por el asiento así, que parece que nos da confianza llevar al bebé al lado para tenerlo controlado - siempre con el airbag desactivado, por supuesto, sea un bebé o un niño mayor - sino porque nos distrae en la conducción, y un despiste tiene muchas papeletas de acabar en accidente de tráfico. Mejor atrás, si es solo un niño y no disponemos de plaza central se recomienda tras el copiloto, dejando la máxima separación posible entre el asiento delantero y la silla del niño.

El isofix garantiza la correcta instalación de la silla. No es que la silla sea más segura por llevar isofix, es porque el isofix reduce el margen de error en su instalación. La mayoría de muertes infantiles en carretera se producen por mala instalación/uso de la silla, el isofix incorpora un chivato que nos avisa si está correctamente colocada.

Ajustar los arneses al máximo.¿Qué niño no saca los brazos del arnés?. Los míos han aprendido que nunca, nunca, deben quitarse los cinturones. Bajo amenaza. Porque sí, con los dos he pasado la época de la puñetera mala costumbre de sacar los brazos y escucharlos regodearse de ello. "Como te vuelvas a quitar los arneses, paro el coche, te dejo aquí y me voy". Conste que no me gusta utilizar la amenaza y la coacción para educar a mis hijos, pero cuando lo que está en juego es su vida y no entienden de otra manera, es lo que hay. Los arneses ajustados, bien ajustados, lo máximo posible, que no nos quepa ni un dedo entre su cuerpo y el cinturón.

No usar fundas que no sean las de la propia marca de la silla.¿Sabíais que las fundas originales son ignífugas?. En caso de incendio del vehículo protege la silla -y al que está dentro - del fuego. No es que el niño no se vaya a quemar bajo ningún concepto, pero sí evitará que el fuego se propague por la silla y entre en contacto directo con el niño.
Si les ponemos una funda más bonita, que se desenfunda con más facilidad para lavarla a menudo, nos estamos cargando las propiedades ignífugas del tejido de la funda original. Si necesitamos una segunda funda, mejor de la propia marca, para garantizar la seguridad de la silla.

Apurar el grupo inferior al máximo. No se trata de cambiar de silla en cuanto el niño alcance el peso o edad recomendada para el grupo superior, sino de aprovechar al máximo mientras podamos el grupo inferior porque es más seguro. Si el peque ya alcanza la edad del siguiente grupo pero no el peso o la medida, debemos mantenerlo en esa silla mientras nos sea posible. Mi hijo sigue yendo en la silla de grupo I porque, a pesar de tener casi 6 años, aún no pesa 18kg y por tamaño no sobresale su cabeza del respaldo de la silla.

En caso de accidente, NO sacar al bebé-niño de la silla. De igual manera que no quitamos el caso a un motorista accidentado. El niño sale con la silla. Si no podemos sacar la silla, se espera a que lleguen los servicios de emergencia, salvo que se produzca un incendio o haya inmersión del vehículo, obviamente.

Las sillas caducan. A los 10 años los materiales empiezan a debilitarse y dejan de ser seguros, así que a la hora de reutilizar o heredar una silla, además de que sea la adecuada al peque que la va a usar, debemos saber su tiempo de uso. Si se ha sufrido un accidente con esa silla, no debe volver a ser utilizada, ya que se deforma ante el impacto -aunque no sea perceptible a nuestra vista- y ya no es segura.

No es cuestión de producto, es cuestión de conciencia. Nos preocupamos por ponerles todas las vacunas del mundo y nos echamos las manos a la cabeza cuando una niña muere de varicela. Que también. Pero debemos poner el mismo empeño en la seguridad de nuestros hijos cuando viajan en coche. Porque es donde, desgraciadamente, se producen más muertes de niños. Esa es la realidad, debemos tomar conciencia de ella y ser consecuentes.

Os dejo el enlace a la campaña de la DGT para la concienciación del uso de los sistemas de retención infantil en el vehículo.

Así que desde aquí os encomiendo a que os informéis bien a la hora de elegir la silla para vuestr@ peque. Que toméis conciencia de lo realmente importante que es que vaya seguro y pongamos todos nuestros medios en ello. Porque cometemos el error de pensar que a nosotros no nos puede pasar, pero los accidentes ocurren, desgraciadamente. Y una silla segura puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte.


La recuperación postparto: mitos, milagros y realidades

$
0
0
El postparto es una de las épocas más delicadas por las que puede atravesar la mujer. Después de nueve meses de gestación, mejores o peores -para algunas mujeres el embarazo es el estado ideal y para otras es una cadena de males soportados- y un parto vaginal (el trabajo de parto es el mayor esfuerzo que el cuerpo humano realiza-soporta) o cesarea -cirugía abdominal mayor, no es cosa banal-, llega el posparto.

El puerperio esa época en la que nuestro cuerpo aún siente las secuelas del parto, a veces con dolor, nos recuperamos del esfuerzo producido y curamos las heridas (en caso de episiotomía o cesarea), nuestras hormonas están descontroladas, y lo más importante, tenemos a un nuevo ser en nuestras manos que hasta hace poco estaba bien protegido en nuestra barriga, y ahora depende exclusivamente de nosotras.

¿Alguien dice que ser madre es tarea fácil?

No lo es, no, y más los primeros días. Yo me siento afortunada porque la verdad es que viví mis postpartos muy bien, no solo físicamente sino emocionalmente, con un chute de endorfinas que me hacía ver solo lo positivo y disfrutar de la nueva situación. Sí, me siento afortunadas porque se que no es así para todas las recién mamás.

Además de curar puntos o cicatrices, los loquios, las hemorroides, recuperarnos de un proceso tan fuerte y empezar a conocer a nuestro bebé, también está la parte psicológica, que nunca debemos olvidar. Es tan importante que será crucial para mantenernos en pie o venirnos abajo a la mínima debilidad.

Recuperarse de un embarazo y un parto no es fácil. Pero tampoco es difícil ni imposible. Simplemente, hay que pasarlo.

Quizás lo más duro, aunque parezca mentira, sea ver el cuerpo de madre que se nos queda tras dar a luz. Porque esa barriga que ha ido creciendo a lo largo de 9 meses no se va en un suspiro. A veces no se va nunca. Y mirarnos al espejo y vernos esa barriga perenne, no es fácil.

Muchos mitos. Ningún milagro. La pura realidad.

La recuperación física tras el postparto está lleno de mitos y escasa de milagros. No es un milagro que una mujer de a luz y a los pocos días esté igual antes de embarazarse. Es una realidad, no para todas las mujeres, pero sí para algunas. ¿Privilegidas? Puede. O no. Porque la apariencia física no lo es todo.

Estos días las redes sociales se han hecho eco de la asombrosa recuperación de Elsa Pataky tras parir gemelos. A las 3 semanas luce shorts y camiseta holgada cual quienceañera. Envida, ¿verdad?. Pues sí, y será por eso que muchas han aprovechado la oportunidad para despellejarla viva. Que si cesarea + abdominoplastia, que si lo que hace el dinero, que si qué hace dejando solos a sus bebés tan pequeños... De todo.



Y digo yo... Cuánta envidia hay por estos lares y qué ganas de despellejar a la famosa de turno. Si ella tiene posibles para que le cocinen, le limpien, e incluso para que le quiten el michelín, pues ole ella. Es su problema. De hecho, ya me hubiera gustado a mi tener esos posibles, aunque tampoco me han hecho falta.

He pasado dos embarazos, dos partos, dos postpartos y dos lactancias bien largas. Así que cierto criterio para tratar este asunto tengo. Mis embarazos han sido muy buenos, he tenido dos partos vaginales naturales y respetadísimos, y dentro del coñazo que es el postparto, no puedo decir que hayan sido un suplicio, más bien duraron menos de lo que me esperaba. Sí, puede que tenga suerte, pero es así. No he tenido depresión postparto, no me he sentido desbordada, recuerdo ese período como especialmente feliz, y como una época de paz y equilibrio.

Yo no me quedé como un figurín cuando parí.

Con el mayor engordé 10,5kg durante el embarazo, tras parir perdí unos 8 kg y se me quedó una barriga curiosa. Siempre he sido delgada pero barrigona, la genética en ese aspecto no me ayuda. Con la lactancia materna engordé esos casi 8kg que perdí al parir, porque a mi la lactancia me da mucha, pero que mucha hambre, y el exceso de confianza -"con la lactancia materna se recupera el cuerpo mucho mejor""si no te comes todas las napolitanas de chocolate que compras para las visitas"- hizo que no me privara de nada. Mea culpa totalmente.

Con la pequeña engordé 8kg durante el embarazo, y tras parir los perdí casi todos. La barriga seguía ahí, of course, la genética no colabora. Ya tenía experiencia con la lactancia materna por la que en esa ocasión no me comía todo lo que me ponían por delante, me controlé más. Pero los primeros meses de lactancia fue inevitable estar algo más gorda de lo habitual, sin estar embarazada.

Tras dos embarazos y dos lactancias no tengo ni una estría, y mi pecho, sinceramente, está mejor que antes de embarazarme por primera vez. Y si antes tenía unas piernas torneadas, ahora las tengo flácidas debido al edema que sufrí en el primer embarazo.Un poco de todo, vaya.

Tras ambos embarazos y partos he empezado a encontrarme bien físicamente a los 2 años de parir. Y cuando digo bien físicamente es a verme en mi cuerpo, más delgada, más como yo soy. Sí, 2 años, se dice pronto ¿verdad?. Son 2 años comiendo normal y sin hacer ejercicio, haciendo mi vida normal sin introducir ningún cambio para mejorar mi figura. No soy amiga de dietas y me gusta comer más que a un gato dormir, soy muy comilona y, como no vivo de mi cuerpo, prefiero comer y disfrutar a estar como un palillo y tener el vientre como una tabla de surf.

Pero es que, pese a mis kilos de más, mi michelín abdominal, yo me he sentido y me siento bien. No soy una madre de ojeras y pelos de Bruja Avería. Ser madre no me ha hecho renunciar a arreglarme y cuidarme. Hay días mejores y días peores, que yo entre semana voy con lo primero que pillo en el armario y a cara lavada con el careto de oso panda, pero eso era así antes de ser madre. Porque antes no tenía hijos pero me acostaba a las mil viendo la tele o perdiendo el tiempo en internet.
Cierto es que hay cosas que cambian, cambian las prioridades, cambia el tiempo, pero todo es adaptarse. ¿Que no me podía arreglar el pelo largo? Pues cambio de look y pelo corto. ¿Que no me daba tiempo a maquillarme? Pues polvos de sol y poco de colorete. Y cuando me apetecía, vestido y tacones. No hace falta ser rica y pudiente para darse una palmadita y espabilar.

Yo también me puse shorts al poco de parir, es lo que tiene dar a luz en pleno verano. A los 20 días de parir a Iván me fui de boda y me puse un vestido negro ajustado. A los 20 días de parir a Antía me fui de boda y me puse un vestido blanco estilo ibicenco con un escotazo bueno. Con mi faja sobaquera, no me da vergüenza decirlo. Cada una tiene sus trucos. A las 3 semanas tras dar a luz estaba luciendo mi palmito de postparto, a mucha honra.

No siento ninguna envidia de Elsa Pataky. Y me creo que se haya quedado tan bien tras parir. Porque tengo la inmensa suerte de trabajar en algo muy relacionado con la maternidad, y casi a diario recibo a recién mamás en mi tienda, por lo que tengo la oportunidad de conocer diferentes experiencias. Y así como las hay que vienen como yo en su momento, con su barriguilla y algún kilo de más, las hay que han parido hace 2 semanas y más bien parece que las hayan aspirado. Es así, hay mujeres que, por el motivo que sean, tras dar a luz se quedan más delgadas o mejor de lo que estaban antes de quedarse embarazadas. Y seguro que todas conocemos a alguna que le ha pasado, y ni se nos ocurre sospechar que algún cirujano plástico le ha hecho unos retoques en paritorio.

Estamos llenas de prejuicios. Y nos creemos que porque una es famosa tenemos derecho a decirle lo que nos de la gana. No nos gusta ser juzgadas como madres pero poco nos falta juzgar a una famosa que acaba de ser mamá. Pues será famosa, pero no deja de ser una recién mamá, con todo lo que ello supone.

Pues yo desde aquí digo que yo me podría haber quedado como Elsa Pataky tras parir. Hubiera sido así si antes del embarazo llevara una vida disciplinada de dieta y ejercicio. Vale, sabemos que el bisturí la ha ayudado, pero si una pasa por quirófano, se quita lo que le sobra y luego se harta de pizzas y palmeras de chocolate y no corre ni para coger el autobús, no hay bisturí que valga. El bisturí es un comienzo, no la solución definitiva. Si yo hubiera sido una persona deportista, constante y de mantener una dieta y no una vaga absoluta que gusta del buen comer y en abundancia, otro gallo me hubiera cantado.

Por eso, asumo las cosas como me han venido. Si me quedé más gorda o con más barriga tras parir, fui yo la que decidió no darle más importancia de la necesaria y no ponerle remedio inmediato. Mi cuerpo era botijero antes de parir y fue botijero tras parir. No vivo de mi cuerpo, no necesito tener un cuerpo 10 para sentirme mejor. Cada cosa tiene su momento. No tengo un cuerpo perfecto pero tampoco lo necesito. Y si otras mamás se han quedado estupendas tras parir, ole ellas, no les resto méritos y menos las desprestigio para justificar que yo no haya tenido la misma suerte.

Y lo que no necesito es despellejar a la que se ha quedado fantástica a las 2 semanas de parir, por muy famosa que sea. Porque eso, desde luego, no va a hacer que me sienta mejor.


El niño que se me hizo grande

$
0
0
Hay un motivo por el que la maternidad no se me ha hecho cuesta arriba: ya sabía lo que era criar un bebé.

Es lo que tiene sacarle nada menos que 15 años de edad a tu único hermano. Es lo que tiene que durante 15 años lo que más desearas en la vida fuera un hermano pequeño. Es lo que tiene participar activamente del embarazo de tu madre y casi arrebatarle la crianza de su bebé.

Sí, la llegada de mi hermano al mundo fue un revulsivo en mi adolescencia y un punto de inflexión en mi vida. Recuerdo comprarle el test de embarazo a mi madre, esperar ambas el resultado con impaciencia, alegrarnos al ver el positivo y vivir esa etapa con una ilusión sin parangón.

Ilusión... Y miedo. Ese positivo vino tras un embarazo frustrado que culminó por entonces a los 6 meses de gestación, en el que mi madre tuvo que guardar reposo absoluto desde el comienzo y en el que, finalmente, tuvo que parir a su bebé muerto en el útero. Muy duro. Viví la peor de las realidades junto a mi madre y de alguna manera eso me preparó para mi maternidad.

El miedo duró poco, el tiempo de decirle a mi madre que dejara de pensar que este embarazo podía acabar igual y que ella tenía que ser la primera en convecerse de que todo iba a salir bien. Y así disfrutamos del embarazo, de cada ecografía, viendo su barriga crecer semana a semana.

Estuve a punto de asistir al parto. Mi madre cumplía el 10 de noviembre y esa noche, antes de acostarme, dejé la ropa preparada por si tocaba salir corriendo esa noche. Y así fue. A las 4 de la mañana mi madre vino a despertarme, era el momento. Un taxi nos esperaba en la puerta para ir a la clínica y parecía que iba a parir allí mismo. Fue todo muy rápido, nada más llegar la llevaron a la habitación, vino la matrona, le hizo un tacto y al momento rompió aguas. Me impresioné bastante y en ese momento dudé y mis dudas hicieron al equipo médico declinar mi deseo de entrar a paritorio.

Se llevaron a mi madre y en poco menos de 45 minutos me trajeron a un precioso bebé de casi 4 kg que pusieron sobre mis brazos. Sí, en una época de deshumanización del parto, donde hacían episiotomías sin preguntar y donde lo último era el contacto prematuro de la madre con el bebé, la primera en coger en brazos a esa criatura fui yo. Era lo mejor que me había pasado en la vida.

Ahora me doy cuenta que, sin querer, ahí empecé a criar con apego. Sin querer, sin pensarlo, solo porque me salía y lo sentía así, crié a mi hermano con apego. No había límites ni miedos, cogía a mi hermano en brazos a placer y sin impedimentos. Aún recuerdo cuando yo llegaba del instituto, me sentaba a comer corriendo para que me diera tiempo a darle el biberón, y al acabar me acostaba en el sofá, lo ponía sobre mi y los dos nos dormíamos.

Yo tenía 15 años y era una hermana orgullosa de un bebé preciosa al que daba biberones, cambiaba pañales, bañaba, y sacaba a pasear. A nadie le extrañaba verme en el parque con mi pandilla de amigos y mi hermano en el cochecito. Era feliz haciéndome cargo de él en todo lo que podía.

Quien me ha conocido a lo largo de estos años sabe cuán importante ha sido mi hermano. Mis primeros meses en Huelva fueron muy duros, de mucha soledad -no por falta de amistades, sino por mi culpa, pero eso es harina de otro costal-, y salir con mi hermano me ayudó a no encerrarme en casa.

Siempre lo llevaba conmigo, si quedaba a tomar café con las amigas, si íbamos a dar un paseo, a la playa, si me iba  a hacer la compra, donde fuera. Siempre con el enano de la mano. Íbamos al circo, al cine, a cualquier actividad infantil que surgiera. Era la que lo llevaba al pediatra y hasta tomaba decisiones sobre él, era la que escogió el colegio al que debía asistir.

Sin duda, los momentos que más recuerdo con él es, precisamente, la Semana Santa. Desde que era un peque de poco más de dos años le apasionó, los tambores, las imágenes, todo. Lo que fue salir a conocer la cultura y tradiciones de una nueva cuidad se convirtió en una afición que aumentaba cada año que pasaba.

Así que todos los años era yo la que salía de casa por la tarde temprano, con la mochila cargada de botellitas de agua, bocadillos y snacks para pasar toda la jornada viendo procesiones. Tenía que llevarlo a ver salidas y recogidas, así que salíamos a las 4 de la tarde y no volvíamos hasta mínimo las 2 de la madrugada. Esto con un crío de 4 años, y así hasta los 8. Nos obligaba a ponerle un conjunto de pantalones cortos, chaleco y corbata porque tenía que ir elegante, recuerdo tener que lavarle el conjunto a diario porque no admitía otra cosa.

Pero lo que más recuerdo son las largas horas con el niño en brazos. En brazos o en los hombros, lo más alto posible para poder ver entre tanta muchedumbre. No miento si os digo que, cuando descubrí los portabebés ergonómicos, lo primero que pensé fue "¡joder, qué bien me hubiera venido esto para llevar a mi hermano en Semana Santa!". No exagero.

A partir de los 8 años más o menos ya no era tan intenso porque yo ya me había independizado y mi entonces novio, ahora señormarido, trabajaba en la televisión local y le tocaba echar la jornada completa grabando las procesiones, así que yo lo acompañaba. Era mi madre la que le acompañaba, aunque ella no tuvo tanta paciencia y aguante como yo. Y a medida que fue creciendo y echándose amigos, pues ya se sabe, fue yendo a su bola.

En todos estos años ha dado mucho la tabarra con la Semana Santa. Le encantaban los tambores -no las cornetas- y quería salir de penitente en una cofradía. Yo no tenía muchas ganas de tener que andar tras él horas y horas, así que le dije que si quería ser penitente tenía que hacerlo con todas las consecuencias, es decir, no salirse de la procesión cuando estuviera cansado e irse, sino aguantar de principio a fin. Era una responsabilidad y, con 12 años, ya tenía edad para tomar esa decisión y asumir sus consecuencias. Lo dejó ahí pero año tras años ha dado la chapa con lo mismo.

Hasta este año. Hace unos meses consiguió lo que llevaba años anhelando: entrar en una banda de cornetas y tambores. Y no en cualquiera, sino en una de las mejores. Lleva meses aprendiendo a tocar el bombo y participando en las actuaciones de la banda, lucendo uniforme de gala con orgullo.

Pero ayer era un día grande. Después de tantos años tocando un tambor de juguete tras la banda, por fin se estrenaba tocando con su banda en Semana Santa. Y yo, que me hago la dura, tengo que reconocerlo: me sentí muy orgullosa. No podía ser menos.

 photo adrian-banda_zps7843e4d8.jpg

Yo, que me confieso atea pero que irremediablemente no puedo evitar que me guste la Semana Santa que vivimos aquí -no con fervor, pero sí con interés y cierta emoción-, que tantas procesiones he cargado a mi hermano a mis espaldas, me sentí muy orgullosa no solo de ver a mi hermano parte de ella, sino de ver que por fin estaba disfrutando como quería algo que sentía desde muy, muy pequeño.

Y no pude evitar que se me vinieran de golpe todos esos recuerdos de aquel pequeñín que me hacía patearme calles, que aguantaba como un campeón horas y horas en la calle, que casi no sabía hablar pero se conocía todos los pasos, palios, cofradías y bandas. Aquel pequeñín que, de alguna manera, me preparó para ser la madre que soy hoy. Aquel pequeñín que, estando embarazada de mi primer hijo, me hizo dudar si querría a mi hijo tanto como lo quería a él.

El tiempo ha pasado volando, ahora tiene 20 años y vuela solo. Y verlo ayer me hizo darme cuenta de que, antes de lo que creo, me veré en una situación similar, solo que en lugar de ser mi hermano el que se ha convertido un hombre que cumple sus ilusiones, será alguno de mis hijos.

Ojalá sea así, pero por favor. que no pase tan rápido.



PD: prometo buscar alguna foto antigua e ilustrar el post como se merece.


De cremitas para el culete del bebé va la cosa

$
0
0
Uno de los productos que toda futura mami, mami reciente e incluso mami con ya cierta trayectoria debe tener siempre en botiquín, y a mano si es posible, es la famosa"crema para el culete".

Porque tanta caca, pis, pañal y toallitas hacen que en ocasiones la piel del culete de nuestro bebé no sea todo lo tersa y sonrosada que debe ser. Y no es cuestión de estética, no. A nadie le gusta andar con la sensación de picor y escozor en sus partes. Y si nos acordamos del verano, cuando por una prenda o por el sudor nos rozan los muslos y se nos pone la entrepierna al rojo vivo, nos hacemos una idea de cuánto puede fastidiar al bebé tener su culete irritado.

Así que la crema del culete es uno de los #MustHave de la canastilla del bebé. Porque a lo mejor tienes un bebé con un culito primoroso que lo aguanta todo y no tienes un tubo de crema porque nunca te ha hecho falta, la que tenías ha secado, o la has perdido, y no te has preocupado de reponerla. Pero como la maternidad es así de simpática, basta que a tu bebé se le ponga el culito en carne en plena noche, que al pobre le duela hasta el roce del aire, y tú te veas sin nada que ponerle para alivarle. Doy fe.

¿CÓMO SABER CUÁL ES LA MEJOR CREMA?

Difícil. Lo normal es probar muchas, aunque a veces pueda sonar la flauta con la primera que uses. En general, se trata de prueba-error, si una no funciona, no cura la irritación o le causa más, probar otra hasta encontrar aquella que parece que le va bien a su delicada piel. Además el bebé es poco colaborador en esto, como no habla no puede decir "ains mamá qué rico, esta crema es fresquita y me gusta muchoooooooo". Ojalá, ¿verdad?.

Bueno, pues yo en esto he tenido bastante suerte. Mis niños son de culos resistentes así que en pocas ocasiones he tenido que echar mano de las cremas para el culete.

Para Iván tuve un par de ellas y las usé en contadas ocasiones. Porque, pese a tener una piel atópica difícil, parecía que la del culo fuera de otro niño, porque nada que ver, rara vez se le irritaba. Alguna vez con el inicio de la alimentación complementaria y poco más.

Con Antía he tenido que usarlas más, no se si el hecho de ser niña habrá influído en ello, el caso es que no ha llegado a tener un culo complicado pero si nos ha hecho falta con más frecuencia que con Iván. Con ella, además, he tenido oportunidad de probar muchos tipos de crema porque he acumulado muchas muestras que me han ido regalando o enviando (cuando digo muestras digo producto a tamaño real) de diferentes marcas y laboratorios.

La última que hemos recibido ha sido Halibut. Un lote de 3 cremitas, una crema específica para la irritación del pañal, una crema reparadora para irritaciones y rozaduras en general de la piel del bebé y otra crema regeneradora para irritaciones y citatrices, indicada para pieles sensibles.



No se por qué, pero de unos de meses a hoy a Antía se le está irritando la zona del pañal más de lo normal, y el uso de la crema es bastante habitual. Como tengo varias, voy probando y alternando, no uso una en concreto.

Ahora que habla (deseando estoy de contaros sus avances) es todo mucho más fácil. A veces le quito el pañal y aunque el aspecto de la piel es presentable, ella me dice "mamá, pica, quiero cremita", por lo que entiendo que aunque no tenga irritación evidente, está molesta. Como digo, hemos estado usando diferentes cremas, y desde hace unas semanas ésta de Halibut especial para la irritación del pañal, ya que es la última que ha caído en nuestras manos. Nunca es tarde para probar una nueva crema.

Y sí he notado algo diferente con respecto a las anteriores: es la que más le gusta. No se por qué. El caso es que cuando le voy a dar la crema, como las tengo todas juntas, si cojo cualquiera al azar me dice "no mamá, esa no", y hasta que cojo la de Halibut no me da el visto bueno. A veces incluso antes de cambiarle el pañal viene crema en mano y me dice "teno pipí, a cambiar el pañal y echar cremita". Definitivamente, le gusta mucho.

Así que algo debe tener de especial y diferente, quizás la sensación que le deja sobre la piel, para que la prefiera a otras. Lo cierto es que la crema tiene una textura muy suave, se extiende con facilidad (algunas cremas son auténticos emplastos que cuestan extender) y tiene un olor muy agrable y discreto (no soporto las cremas con olor fuerte o que huelan a químico o medicia). Cuando tiene el culete muy irritado le doy la crema específica, y cuando la piel va recuperando su aspecto normal le aplico la regeneradora. De esa manera la piel se le ha ido recuperando y ya no se suele quejar de picor.

Como padres lo más que podemos valorar es la eficacia sobre la piel según lo que vemos, pero no sabemos qué siente el bebé al aplicársela. Así que el hecho de que mi hija me transmita de palabra que le gusta la crema, y que ésta sea efectiva, es un punto de confianza importante. Y si además, tiene un precio asequible (bicheando por la red he visto que su precio de venta medio está entre los 5-6 €), se agradece.

No tengo costumbre de comprar cremas sin necesidad, pero reconozco que me vienen de perlas tenerlas. Porque soy así de descuidada y no tengo por hábito comprar "por si acaso" algo que no necesite en ese momento. Pero, con dos niños, cierto es que hay determinadas cosas que no viene mal tener, pues suele pasar que aunque solo lo necesitemos una vez, el tenerlo a mano nos salva de una buena. En verano en algún momento me ha hecho falta cuando Iván se ha irritado la zona de roce de los muslos con el bañador, o yo misma, y he tenido que recurrir a la clásica crema hidratante a falta de una crema específica. Seguro que en más de una ocasión me viene bien echar mano de una de ellas, que no todo son culitos irritados.

Y vosotr@s, mamás y papás, ¿Habéis encontrado la crema perfecta para el culito de vuestro peque?, ¿sois fieles a una marca en concreto o váis probando diferentes?. Espero que mi experiencia en este tema os sea útil.



*post patrocinado

Receta de cocinillas: Solomillo Wellington con salsa de mostaza y miel

$
0
0
Se dice por ahí que la crisis agudiza el ingenio. Y qué verdad es. Porque aquí servidora es pobre pero no me flagelo por ello, hay que adaptarse a las circunstancias y seguir tirando para adelante.

Teníamos por hobbie, afición o costumbre, comer fuera de casa los fines de semana. Sábado o domingo, a veces ambos días, no en sitios caros, pero al menos salir de casa, cambiar de aires e ir "a mesa puesta", que se agradece. Pero con el reajuste al último agujerito del cinturón (no del que viene hecho por defecto, sino ese que te haces en casa, sacacorchos en mano, porque los que hay no son suficientes), es un lujo del que hace ya mucho, mucho que no disfrutamos.

Pero como es cuestión de adaptarse, para salir no hace falta gastar. Así que cuando hace día bueno hacemos una tortilla, una ensalada de pasta y unos bocatas, cogemos la nevera, las mantas, y al campo que nos vamos. Comemos al aire libre, nos echamos en una manta al sol descansar (y, quien pueda, echar una cabezadita) y los niños corretean a placer y sin peligro. O, ahora que viene el buen tiempo, a la playa. ¿Qué mejor plan? Todo el día fuera de casa, los niños disfrutan a tope y acaban tan reventados que a veces no llegan despiertos ni al baño. Plan perfecto.

Por eso, hemos decidido que los fines de semana que no salgamos todo el día fuera porque el tiempo no acomañe, o no apetezca, vamos a hacer una comida especial. Como la que podríamos comer en el mejor de los restaurantes pero cocinada y servida por nosotros, con presupuesto low-cost, que todo se puede. Que no se diga que no podemos comer como reyes en nuestra propia casa.

Así que os enseño el menú que preparamos el domingo pasado, un domingo muy tormentoso en el que apetecía estar en casa a buen recaudo. La idea surgió de la afición que hemos cogido a ver programas de cocina - somos super fans de Masterfchef y Top Chef - y a la insistencia del carnicero del super con la oferta del solomillo. Me sugirió cocinarlo con hojaldre y recordé que fue uno de los platos preparados en la 1ª edición de Masterchef, así que me decidí por un...

SOLOMILLO WELLINGTON CON SALSA DE MOSTAZA Y MIEL

Se trata de cocinar el solomillo entero envuelto en hojaldre, con un pochado de champiñones y cebolla. Tras bichera algún libro de cocina y recetas varias por internet, y como a papá no le gustan los champiñones - WTF!!! a mis niños y a mi nos encantan- decidí hacerla un poco a mi manera y, buscando alternativas, elegí cambiar los champiñones por manzana. Funcionó.

La salsa es un antojo mío, desde que la probé por primera vez - junto con la Krispy Chicken de BK - me encanta para acompañar carnes. Suelo tener un bote en casa para echarle a las pechugas de pollo, pero para salsear una carne preparada con mimo prefiero hacerla casera.

Ingredientes:

- 1 solomillo entero (el utilizado pesaba unos 600gr).
- 1 cebolla
- 1 manzana (yo usé Red Chief, me encanta esa variedad)
- 1 chorrito de vino (yo usé vino de Montilla y Moriles)
- 200gr. bacon en lonchas
- 1 lámina de hojaldre
- 1 huevo
- Aceite de oliva virgen
- Sal
- Pimienta (yo usé 5 pimientas molidas a la vez)

Para la salsa

- 3 cucharadas de mostaza de Dijon
- 3 cucharadas de miel
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- 1/2 brick de leche evaporada

Lo primero, una vez limpio el solomillo, es salpimentar al gusto y, con un poco de aceite en la sartén, pasarlo para sellar bien la carne. Una vez hecho, reservamos y en la misma sartén preparamos el pochado de cebolla y manzana. Se pica la cebolla fina, se pone en la sartén con un poco de aceite y fuego medio, y mientras pelamos y troceamos la manzana en pequeñas lascas. La echamos a la sartén junto con la cebolla y cuando cojan color añadimos un vasito de vino, dejando reducir a fuego bajo, y reservamos.

Cuando haya enfriado un poco, con ayuda de un papel film hacemos una cama con las lonchas de bacon (calculamos que ocupen el largo del solomillo) y el pochado, ponemos el solomillo y hacemos un paquetito bien apretado, que guardaremos un rato en la nevera. Entre 15 -30 minutos, según el tiempo del que dispongáis. Y mientras vamos calentando el horno a 220º (dependiendo del horno).

Una vez enfriado el relleno, estiramos el hojaldre y, retirando el papel film, ponemos sobre él todo el preparado, lo envolvemos, sellando bien para que quede completamente cerrado, pintamos con huevo la superficie del hojadre y metemos al horno unos 30 minutos. Cuando lleve este tiempo miramos cómo está el hojaldre, si ya está doradito podemos apagar, si no lo dejamos un rato más.

Mientras la pieza está en el horno podemos preparar la salsa. Mezclamos la mostaza de Dijon, la miel y el aceite de oliva en un cuenco, con unas varillas para que emulsione , y una vez estén bien integrados lo pasamos a la sartén y le añadimos vino. Cuando comience a hervir bajamos el fuego, le añadimos la leche evaporada y dejamos reducir.

Éste fue el resultado. Perdonad, pero ni tengo buena cámara, ni una cocina de ensueño, un fondo bonito, ni siquiera una vajilla ideal de la muerte. En mi casa es todo muy de andar por casa así que no espereis una gran foto.




Lo ideal es que la carne quede al punto, es decir, sonrosadita por dentro, por lo que si lo dejamos mucho tiempo puede quedar demasiado hecho. En mi caso me gusta la carne hecha, lo tuve casi 40 minutos, y para mi gusto estaba estupenda. Papá la hubiera preferido al punto, lo intentaremos en otra ocasión.

Lo cierto y verdad es que estaba delicioso. El cambio de champiñón por manzana fue un acierto porque el toque de dulce empasta muy bien con la carne y da mucho sabor, y yo pensaba que el hojaldre haría muy pesado el plato pero para nada es así, baja muy bien. Y la salsa, una esquisitez, nos chupamos los dedos.

Es un plato sencillo, económico y delicioso, deja muy buen sabor de boca. Aunque es algo laborioso - no difícil pero sí entretenido -  es muy sencillo, y a los niños les ha gustado mucho, así que os animo a prepararlos porque seguro que os encantará.

¿Ah, que no sabéis que son las patatas que acompañan al solomilllo?. Una delicatessen con las que mis niños se chuparon los dedos. Pero la receta la dejo para otro post.

¿Qué os parece la receta?, ¿Os animáis a hacerla?. Si es así, espero que me lo contéis.
Viewing all 428 articles
Browse latest View live