Sí, 34 años ya. No me deprime nada esto de cumplir años, soy como una niña pequeña y me hace muchísima ilusión el día de mi cumpleaños.
Aunque es cierto que cada vez siento un poco más de vértigo. Aún me sigo sintiendo una "chavalita", me veo jovencita y con la seguridad de que me queda mucho por hacer en la vida, sin embargo no puedo pensar que cada año es uno más, que los años mozos cada vez quedan más atrás, que me acerco a la cuarentena y llegará el momento en el que ya no me veré con una minifalda, un buen escote o un taconazo. La verdad es que me encanta cumplir años pero temo la vejez. Pero bueno, que eso queda muy lejos, y aún no peino canas ni cubro arrugas o patas de gallo, que no es poco.
Lo importante es que estoy encantada, tengo a mis dos soles que son el centro de mi vida, y aunque la fábrica está cerrada si me arrepintiera de ello todavía soy lo suficiente joven como para plantearme una nueva maternidad a largo plazo. Poco probable pero nunca se sabe.
En este día una no puede evitar echar la vista atrás y ver el camino recorrido. Creo que jamás me imaginé a estas alturas de la vida, aunque es cierto que pensaba que iba a ser madre mucho antes -más que pensarlo, es lo que hubiera querido-. Pienso en las decisiones que he tomado que me han llevado a estar tal y como estoy en estos momentos.
No se si he tomado las correctas. Puede que en general sí, que también haya errado, puede que de tomar otro tipo de decisiones mi vida hubiera tomado otros derroteros, pero de lo que estoy segura es de que no quiero otra vida. No se qué hubiera sido de mi vida de no haber venido a vivir a Huelva y seguir en mi Galicia natal, y no logro visualizar ningún tipo de vida allí. No se qué hubiera pasado de haber acabado la carrera, quizás me estuviera desarrollando profesionalmente de una manera más gratificante y lucrativa, con más éxito, o quizás me hubiera ido peor. Pienso que podría haber sido madre antes; o que podría haberlo sido después; que de haber elegido otra persona que me acompañara en el camino de la vida mis hijos podrían ser de otra manera; o que incluso podría no tener hijos. De cualquier modo ninguna de esas vidas que pasa por mi mente se aproxima a la que tengo y, sinceramente, no las quiero. No me imagino de mamá de otros niños, los únicos niños que caben en mi cabeza y en mis pensamientos son mis dos hijos, y solo por tenerlos a ello todas las decisiones que he tomado, las acertadas y las erróneas, son las que tenía que tomar. Ellas me han traído hasta aquí.
Cuando me he levantado esta mañana Iván ya se había ido al cole (esta noche pasada fue algo irresponsable, me acosté más tarde de la cuenta -abducida por el síndrome Grey-Steele- y se me pegaron las sábanas por la mañana); Papá llegó pronto pero con las mismas se fue a hacer un recado -compra de mi regalo de cumpleaños- y después de juguetear un rato con mi Pequeña Princesa, comérmela a besos, decirle te quiero una y otra vez y agradecerle que esté aquí conmigo, me fui a trabajar. A mediodía fui al cole a por Iván y al salir de clase se me tiró a los brazos como siempre, me dio un beso como siempre y me contó lo que había hecho esa mañana como siempre. Y de camino a casa invitaba a todos los compañeros que se encontraba a la fiesta; "Cariño, ¿a qué fiesta?","A la tuya, Mamá, tu cumple?", "¿Mi cumple, y cuándo es?" digo haciéndome la olvidadiza "Mamá es hoy, ¡FELICIDADES!". Abrazo, mega beso, orgullo y felicidad a raudales. ¿Cómo puede tener tan buena memoria?, ¿Cómo puede ser tan adorable?.
Al llegar a casa me dio mi regalito que of course intentó abrir él, y of course está disfrutando como si fuera suyo. Yo di unas instrucciones muy claras, dije que para mi cumple quería una cosa que empieza por TA y acaba por BLET, et voilá, mi petitoria obtuvo su fruto.
Este mediodía he estado como todos los mediodías, flanqueada por mis dos niños-lapa que no viven el uno sin el otro y ninguno sin mí. Pero hoy he dado aún si cabe más gracias porque mis cumpleaños sean en compañía de estas dos personitas que han cambiado la vida.
Cumplir años es una bendición pese a que cada vez sea más los que acumulamos a nuestras espaldas. Lo malo es no cumplirlos, así que sueño y deseo con que esta fecha se repita año tras años, y cuantos más, mejor. Y siempre así, con mi marido, con mis niños, con mis gatos, como la familia que somos.